La sociedad y sus zombis
Casi cocinado, sirviendo mi cavidad craneana como olla, estaba mi cerebro al sol del mediodía. Aun así o quizás por ello, una horrible revelación brotó desde alguna profundidad en él, al observar unos pies calzados con capas de negra mugre, una piel, cuyo vestido y protección era la suciedad misma, una boca digna para representar, definitivamente, al abandono en su forma más literal, unos ojos carentes de alguna expresión conocida, por nosotros “los cuerdos”, vueltos hacia los abismos de la locura o de la muerte o quizás de la perdición misma. Aquel despojo humano me hizo preguntarme ¿hasta dónde se es persona? La fragilidad de lo que define esa palabra, hizo que mi piel se erizara. ¿Comer de la basura? Los perros hacen eso para satisfacer su necesidad básica de alimento, un acto atribuido a los perros y otros animales, pero ellos también lo hacen ¿son personas?
Los perros hacen sus deposiciones en la calle a ojos de todos, los caballos, los cerdos, los burros, en fin, los animales hacen eso; la última fase del proceso digestivo, es solo eso y ningún razonamiento regula esa función… pero también ellos lo hacen así ¡y hacen tantas cosas que son propias de animales! Orinan en las calles, el tomar un baño desaparece de sus prioridades, y así van por ahí, pareciendo hombres, pareciendo humanos pero sus acciones son instintivas, no medía razonamiento lógico alguno. ¿Son personas? Y esa pregunta incesante, me lleva a una profunda reflexión sobre la sociedad y sus males, la sociedad y su inocente maldad.
Como una dolorosa flecha surge desde mi memoria una palabra “zombis” y a mis recuerdos llegan horrendas imágenes de algunos filmes que he visto, donde hombres carentes de todos los elementos que le definen como persona, se pasean por las calles con aspectos terribles, animados solamente por un virus que ha aniquilado sus vidas y se ha adueñado de su cuerpo, cuyo único deseo es comer carne humana. Con asco los vemos salir de recovecos oscuros y asquerosos, miradas perdidas y carentes de vida, su andar descoordinado y un definitivo y único deseo; satisfacer una necesidad biológica. Es curioso que casi siempre el argumento de estos filmes, consiste en que fue un experimento del gobierno que salió mal y terminó así. Dicho de una forma directa, se culpa al estado de la catástrofe.
¿Cuánta diferencia hay con la realidad, si se mira con el suficiente criterio? Personajes como el que mencione al principio van por ahí, con el único objetivo de consumir sus drogas, viven en los lugares más bajos de las ciudades, bajo puentes, en casas abandonadas, en cloacas, abandonados y aglomerados, viviendo peor, incluso que los irracionales, los vicios los han poseído hasta suprimir todo aquello que les hace persona humana y ya solo queda la parte animal. Y uno no deja de pensar que gran culpa de ellos ha caído en los gobernantes, con su corrupción rampante, con sus desfachatada sed de poder. Gobiernos de hombres cuyo, único objetivo es acumular dinero. Protegen solapadamente el negocio de las drogas ilícitas y propician los escenarios para su distribución, hacen nulas las esperanzas de los jóvenes truncando sus oportunidades de educación, gobiernos que dan la sensación de estar ahí solo para favorecer a los más privilegiados económicamente, sirviendo a los intereses de unos pocos. Mientras la gran mayoría de sus ciudadanos ven crecer ante sus asombrados ojos a la miseria que les amenaza y mina toda esperanza de algún bienestar para sus vidas. A raíz de ello, miles de jóvenes son empujados hacia el efímero y fugaz escape que representan las drogas. De muchas maneras son empujados hacia ello, algunos recorren un camino más largo y tortuoso, pero al final llegan ahí, terminando atrapados para el resto de su existencia en él, sacrificando su valiosa existencia por nada.
Caminando entre los vivos, entre los insensibles, cansados e indiferentes vivos, cuya vida diaria se resume en una constante lucha para mantener su propia cordura, en medio del dolor y el miedo en que imperceptiblemente (tal vez así porque se vive bajo efectos de la anestésica diversión o distracción o un sistemático proceso de idiotización colectiva) se ha convertido vivir. Y es que la sociedad vive día a día las consecuencias de ese proceso. Las nuevas tecnologías, aunque representan una oportunidad de información y conocimientos, también están minada en sus mayoría de contenido vacío, cuyo único fin parece ser el lograr una sociedad que olvide pensar y tomar decisiones con criterio, una sociedad donde el conocimiento importa poco y a cambio de conocimiento se adquiere y refina un gusto por lo superficial y lo fantasioso; una sociedad donde en gran medida la realidad colectiva pasa a ser lo irrelevante. Una sociedad que se indigna ante un personaje de reality show con mala actitud, por un reinado de belleza venido a mal, que en nada beneficia a las pueblo, o por una señora ebria que insulta a un policía (sucesos aislados que ninguna reflexión profunda suscitan y en nada cambia o beneficia a la mayoría) o que dura semanas completas pendiente de la muerte de un actor de cine, o un cantante famoso (cuestión que no hace, ni mejor , ni peor al mundo) y estos ejemplos los cito solo para mostrar una parte las cosas en las que las personas invierten tiempo y lo que para ellos representa la realidad. Una realidad encuadrada así: trabajar, o estudiar o no hacer nada (mientras se quejan por ello) esperar hasta después de estas actividades para seguir una o muchas series o programas de concurso, en resumen atiborrarse de cantidad de información irrelevante que mantendrá sus mentes ocupadas durante el día siguiente, luego voltear hacia el ordenador o algún terminal Smart, procurando entretenimiento o alimentando la morbosa tendencia de estar pendiente de los hechos más insignificantes cuanto mortal se coloque al alcance, para así agotar otro día más de vida.
Mientras eso, en una realidad paralela, la clase política, a ojos de todos, decide el destino de millones de personas, despilfarran los bienes que le han sido confiado para administrar, aprueban proyectos de ley a conveniencia de cuanto corrupto y sinvergüenza se le deba favor. Sistemáticamente los pobres van quedando más pobres y las calles se van poblando de desamparados, víctimas, en la mayoría de casos de esas decisiones que toman nuestros políticos mientras, el resto de la sociedad permanece embelesada en las ilusorias luces del entretenimiento, despojándose de su capacidad para ver y tomar decisiones, permitiendo que unos pocos les despojen de su dignidad, que les roben sus esperanzas. Cada persona debería saber el valor que tiene y de acuerdo a eso hacerse respetar, no capitular tan fácilmente ante los poderosos, porque ellos no son poderosos, poderoso es el pueblo cuando alza una voz y se pronuncia para recordarle a sus gobernantes que ellos solo son administradores y que aún las mismas fuerzas armadas le pertenecen al pueblo y están al servicio del pueblo, porque ellos también hacen parte del pueblo, y el pueblo aglomerarse alrededor de los sensatos, debería dejarse dirigir por quienes demuestren superioridad intelectual, capacidad extraordinarias para tomar decisiones. ¿Cómo fue posible que más de 35`000.000 millones personas permitieran a un gobernante entregar tan valioso y estratégico bien como una empresa productora de energía limpia, por dinero a una empresa extranjera, cuando es bien sabido que muchos gobiernos están haciendo hasta lo imposible por conservar y construir empresas así? Y esto solo por mencionar un ejemplo. Creo que la sociedad necesita despertar y mirar alrededor, la realidad inmediata, la corrupción que pone la vida cotidiana en aprietos ¿es que acaso no notan que la sal solo está más cara porque, a causa de un desmedido afán de dinero, para invertir en algo que no lo beneficiará a usted directamente, ha sido gravada con impuesto más? Solo por citar un ejemplo de cómo funcionan las cosas mientras los afectados mira hacia otro lado, hacia la vacía y poca provechosa realidad del entretenimiento, producida por los conchabados medios de comunicación que sirven a los intereses de los gobernantes de turno y sin ningún tipo de principio actúan como difusores del proceso de idiotización colectiva. Cada uno debería hacer la siguiente reflexión: Mientras yo siga comportándome como borrego obediente e irracional y no alce mi voz para ponerme de frente a un cambio radical, mientras no comience a hacer la tarea de leer los programas de gobiernos que propone un político o estudiar su hoja de vida, para dar un voto a conciencia, mientras no decida castigar a los mismos de siempre en las urnas de la irreconocible democracia recibiendo sus míseros sobornos, pero rechazándoles ahí mismo y demostrándoles que el dinero no puede comprar conciencias, mientras siga, deliberadamente renunciando a mi derecho tener voz y voto en las decisiones que se toman en la esfera política. Nuestros zombis caminarán en medio nuestro, ignorados y solitarios en su ruin miseria, solo a veces siendo percibidos con desagrados por su nauseabundo olor, que debería recordarnos nuestra propia miseria, miseria que entre todos construimos. Lo cierto es que ellos caminarán indiferentes en medio nuestro hasta el día en que su población sea tan grande y su existencia amenace la frágil tranquilidad de los vivos y la sociedad, esta sociedad estupidizada a fuerza de televisión y revistas rosas y redes sociales y vanidades inútiles, abra sus ojos y se haga esa pregunta ¿ellos son personas? ¿hasta cuándo lo seremos nosotros?
EUSTORGIO MARTINEZ VALLE
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