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 PUNTO DE ACUERDO
 
 
 Pobrecito de mí porque estoy tan loco
 cómo puedo conformarme con tan poco,
 dijo el joven mozo junto a la bañera
 al mirar en sus aguas cual cachalote
 el cuerpo desnudo de su compañera.
 
 Ninguna gracia le encontró a la vista,
 llena de carnes y con mirada boba,
 besos de hastío con el sabor de andoba
 hacer sexo como a una vieja almohada
 abandonar su cama en la madrugada.
 
 ¡Cuán triste mi destino!, me lo he buscado,
 pensaba el  mozo tan apesadumbrado.
 Salió del agua la ninfa de Botero
 un cálido beso entregó a su amado.
 
 Con mucha paciencia vistió al mozuelo
 ropas de seda, con piel para el calzado,
 pañuelo muy fino bordado en plata y oro
 y beso ñoño oferta de su tesoro.
 
 Luego en la mesa con las mejores viandas,
 en cristal de Bohemia el vino más fino
 para gustar el opíparo banquete.
 En porcelana china, cual de juguete,
 aromático café sirve con tino
 
 Más tarde camino al tálamo del amor
 el mozo recordó parte de su infancia
 en medio de la pobreza y la ignorancia,
 sus padres muertos, en orfandad completa,
 vicios y delitos... dignidad en venta.
 
 En la intimidad...  él tan erotizado,
 apenas vence la juvenil potencia
 mientras tanto la obesa con impaciencia
 reclama su placer que ya está bien pagado.
 
 A ojos cerrados la desigual pareja
 alcanzaron el clímax tan anhelado.
 En seguida muy juntos pero en silencio
 él joven piensa con mucha picaresca:
 —Todos estos lujos, me los he ganado.
 Mojada la entrepierna y muy satisfecha,
 Ella dice: —Es grande el pago que yo le ofrezco,
 pero tanto placer... ¡Bien me lo merezco!
 
 
 Jesús Octavio Contreras Severiano.
 Sagitarion
 
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