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Inicio / Cuenteros Locales / JuliaFlorencia / El tiempo de los poetas y anti-poetas, su retorno

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Era una sede de fútbol antiguo, ahí, se reunía el grupo de poetas y anti-poetas para discurrir sobre temas que afectaban el transcurso de la actualidad o simplemente, para alejarse de la superficialidad en la que había acabado el mundo.

Astor tenía 24 años, sólo sabíamos su nombre de pila, siempre abstraigo de su imagen una diminuta libreta, en la que él recogía, de los vientos que le susurraban a su oído, versos y versos donde se desnudaba el caudal de la vida y el sendero que trazaban las estrellas en un mensaje secreto, en un idioma desconocido de lenguas sublimadas por el universo.
Cargaba en sus manos una pila de libros, contando con un itinerario de poetas, tales como Catulo, Virgilio, Horacio, Whitman, Laforgue, Rimbaud, Baudelaire, entre otros.
Era uno de los integrantes más activo de las reuniones del grupo, ponía al descubierto sus incertidumbres y defendía con gran inteligencia los ideales que representaban la pasión del corazón y sus pesares, era un muchacho testarudo.
Su tez era pálida y armoniosa, sus rasgos definidos, su andar seguro, su contextura lánguida, su cabello crespo y sus pupilas oscuras, estas características le daban un aspecto auténtico y demencial a su imagen, asemejado a la nostalgia mecida, a la noche vislumbrada entre el pecado y la rebeldía.

Rolando se había unido al grupo en un corto lapso de dos meses atrás, era cuentista y trabajaba en el Bajo Flores atendiendo una carnicería. Contaba en su haber con 54 años de edad, y con una familia constituida, ¡pero!, cuando las manifestaciones internas llaman, cuando la inspiración se manifiesta ante la comodidad pasiva, es imposible, casi una aberración, no ir a su encuentro.
Rolando se tomaba los viernes para asistir, misericordiosamente, a la sede del antiguo club de fútbol, éste, quedaba en las afueras rurales de la provincia de Buenos Aires. Preparado para la ocasión, se calzó unas tennis, vistió una bermuda de jeans cortada al ras, eligió su mejor camisa, de seda hindú manga corta, y concluyó con una boina, heredada de su tatarabuelo de sangre arrabalera y criolla. Cargo el tanque de nafta y salió con rumbo a la Pampa, en su Torino del '63.

María José era recepcionista en un hotel de citas, cerca del barrio de Hurlingham, trabajaba los fines de semana, y los días hábiles se los dedicaba a la escritura.
Su predilección eran los Haikus, mujer de pocas palabras, aunque muy certeras y determinadas.
De esta manera había vivido toda su vida, dejó la secundaria porque le aburría, pensaba que estaba para más, y que un día de estos el azar se daría vuelta y caería sobre su fortuna.
Sus 30 años de edad, habían hecho del misterio de sus ojos un profundo mar de sabiduría, habían convertido las extremidades de sus brazos en dos toboganes deslizantes para sus laceraciones y despojos.
Amaba la vida pero prescindía del amor, renegaba del hastío que inundaba el interior de su existencia pero también, prescindía del rencor para darse cuenta de tal osadía.
Vivía y escribía, tenía motivos para salir adelante, pero deseaba haber nacido en otro tiempo, renegó de su conciencia y su memoria por ser falsas promesas cuando necesitaba de su inspiración en las noches sin lunas llenas.
Los días viernes su monotonía, a toda prisa corría a la deriva, se tomaba el bus que se dirigía a la ciudad balnearia de Necochea, en la terminal de retiro. El camino se bifurcaba en dos lineas paralelas del paisaje, a medio camino le pedía al chofer que la dejara a un costado de la ruta, y de esta manera, tomaba el sendero opuesto a Necochea para adentrarse en los latidos de la madre tierra.
Esperaba bajo un nogal la llegada de Rolando, en el horario previsto de las 10:00 am pudo vislumbrar al Torino viniendo a toda marcha,entre bocanadas de humo y de polvo.

Maitena provenía de descendencia Griega, era una Afrodita del Olimpo, en sus venas azules se proyectaban los mares que liberó la diosa Atenea, aborrecía las injusticias como su antepasada Démesis, quién castigaba a sus hijos injustos que transgredían con sus pecados las tierras conquistadas, jamás se daría por vencida, ni ofrecería su cabeza a la espada filosa de sus enemigos.
Maitena era una mujer culta y con una sapiencia extraordinaria y absoluta, tenía un doctorado en la Carrera de Letras y Filosofía, se recibió en la Universidad Nacional de La Plata a sus 24 años, en el año 1976, eclosión de la dictadura genocida, el cuál residió en la captura ideológica de la libertad y la conciencia colectiva.
Maitena militó en la Izquierda Comunista de Escritores de Latinoamerica, llevó adelante el Congreso de Poetas Libres en contra de la represión de la palabra, y publicó, clandestinamente, un periódico que informaba sobre la realidad Argentina a la sociedad de ese entonces.
Por designios del destino, exilió del país en el año 1980, la persecución a estudiantes, ilustrados y profesores que estaban en contra del régimen, culminaba en la tortura y la desaparición física.
Debió exiliar porque casi la pillan los milicos; una tarde de otoño del año '79 cuando salía del Colegio Secundario Normal Alberdi, donde había comenzado a brindar clases de literatura en un puesto vacante, un falcón verde y con vidrios polarizados la tomó por sorpresa y obstruyó su paso en la diagonal N° 9, entre 9 y 75. Le requisaron el bolsos y sus libros, le pidieron su documentación y le impusieron que los acompañara.
En un descuido de los cuatro personajes uniformados, Maitena salió al raje, tomando la dirección contraria a la ubicación del falcón. En un alboroto mental recordó una casa que residía en las cercanías, allí, vivían la abuela Beba y su nieta Meche, ésta última había sido compañera y amiga de secundaria. Ambas mujeres estaban en la casa y recibieron con gran conmoción a la recién llegada; esperaron hasta que anocheciera para dar aviso a algún familiar que viniera en su búsqueda.
Desde la fatalidad de ese día, prosiguieron con intensidad las amenazas y las persecuciones fuera del Colegio Secundario Normal Alberdi para la profesora de literatura.
En los años '80, recibió una beca de la Universidad "Sage de París" para la realización de un arduo trabajo de investigación sobre la lingüística moderna y la construcción de un lato itinerario sobre el origen y las diferentes trasmutaciones de la Literatura Argentina a lo largo de los siglos.
A pesar de las glorias que iba cosechando en el camino, seguía siendo una exiliada, una huérfana de patria desamparada, el pasar de los años no hizo más leve el peso de la incertidumbre y la nostalgia. En los primeros tiempos de su exilio, había seguido manteniendo la comunicación con algunos de sus amigos poetas y compañeros de militancia, hasta que un día azaroso la ida y vuelta de cartas se truncó, no volvió a recibir llamadas ni correos de Rafael ni Camilo. Años más tarde, se enteró que habían desaparecido a Camilo, y torturado de una manera espantosa e inhumana al viejo y entrañable Rafael.
El despotismo con el que se movía el régimen dictador era inadmisible, repudiable para Maitena, hacía hervir su sangre Griega el abandono de un Dios que era misericordioso ante los ojos de un cielo e invisible para los hijos que había olvidado en la tierra.
Maitena regresó al país en el año 2000, un previo período a la crisis del 2001, donde la grieta social se abrió de un extremo a otro, dejando a ricos y pobres al borde del abismo. La crisis de ese entonces, produjo una seguidilla de muertes, se acrecentó la desocupación y la pobreza, como medio de resistencia se originaron, desde las ruinas del de facto sistema, el encabezamiento de organizaciones sociales, llevadas a cabo por Dirigentes obreros y piqueteros.
La profesora exiliada, por otro designio del destino, llegó a los predios de la sede del club antiguo, éstos habían pertenecido a su abuelo, Don Ernesto Tuchelli, y ahora a ella, era su única y legítima heredera.
Don Ernesto fue dirigente del Fútbol Argentino en su época de oro, como letanías que rememoran un pasado de claveles y glorias, las tribunas del predio, aún conservan las insignias de "los canallas", seudónimo de la barra brava de Rosario Misericordiosa, Club de Fútbol fundado por Tuchelli, quién en él, halló el sentido de su vida y el bregar de sus pasiones.
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Los días viernes a la hora del mediodía se reunían los integrantes del club de poetas y anti-poetas, donde almorzaban, debatían sobre literatura y vanguardias post-modernas, fumaban recostados en la hierba, construían y retroalimentaban la esencia de su escritura, contemplaban, entre susurros de la noche, el origen del universo y las constelaciones de las estrellas.
Para desazón de los cuatro, la reunión culminaba a las 00:00 hs, amparados por el recuerdo procesaban la esporádica despedida, volverían a ser tomados del cuello por su monotonía, pero sin embargo, las visitas que requerían un día a la semana, los devolvían a la realidad transformados, aniquilarían a su soledad con la pluma en las manos. No serían los mismos, porque su escritura había tomado la dimensión de toda su alma, sujetos críticos y problematizadores, darían testimonio de su existencia ante la subordinación de los ignorantes y la reacción de los ideales conservadores.

NOTA: Recuperación reconstruida del escrito.

Texto agregado el 29-02-2016, y leído por 279 visitantes. (9 votos)


Lectores Opinan
02-03-2016 (1) Ahora, frente al texto completo puedo darte una opinión sincera del mismo. Sin falsos arrebatos, ni halagos innecesarios: Me parece Julia un trabajo bien planeado. Por ello en la descripción de los personajes se percibe la intención de darle al mensaje central cierta universalidad (dispensando la perogrullada). En este punto hay que destacar el esfuerzo realizado por la autora en la descripción física y social de sus personajes, aun frente a cierta exageración en algunos casos. sagitarion
02-03-2016 (2) El tema siempre estará en boga, por las fibras sensibles que nos toca a todos quienes han padecido un régimen dictatorial. Por ello en una amalgama de sentimientos y recuerdos solemos ser imperiosos en nuestras conjeturas sobre el asunto. Para cualquier régimen dictatorial se trata del propio régimen y todos los “otros”, enemigos potenciales a los que hay que reprimir y en muchos casos exterminar. sagitarion
02-03-2016 (3) No debemos por ello ser selectivos, el régimen que refiere tu texto no solo hostigó a los poetas, consagrados o en ciernes, lo mismo persiguió a obreros, maestros, amas de casa, estudiantes, científicos, políticos, en fin, a todos quienes para ellos representaran peligro. sagitarion
02-03-2016 (4) No obstante, se agradece la intención de glorificar en una especie de apología, el valor y el respeto de muchos cultivadores de la palabra escrita en el afán libertador de la poesía. Finalmente, para un poeta es fácil abstraerse, al menos un día, de la barbarie que le rodea. Tu texto me da mucha materia para pensar: ¿Habría entre los sanguinarios represores, poetas a los que el gobierno los obligara a actuar en contra de los poetas? sagitarion
02-03-2016 Me gusta,se lee con agrado. Esperaré por el siguiente que creo es demasiado necesario***** Un abrazo Victoria 6236013
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