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La fama y sus meandros

“Es muy fácil obtener fama pero es muy difícil merecerla” Albert Camus
Hace unos días supimos la noticia de la nueva captura del Chapo, el narco más famoso del último tiempo, y la entrevista que le hizo el igualmente famoso actor Sean Penn. Las revueltas que este hecho pueden generar son insospechadas y la expectación mundial (concepto que se ha acuñado a partir de la masificación de la prensa e internet y del que no confío ni un átomo) se supone que crece como bola de nieve. Así como están las cosas ni siquiera el eremita más radical puede abstraerse de la información que hoy circula y nos entra por los poros igual que el aire mefítico de las ciudades. Yo, que no tengo televisión y apenas reviso las redes sociales, estoy enterado más de lo que quisiera de esta patraña que ha copado titulares. La foto que simboliza el intríngulis muestra a un Sean Penn con cara de “¡eh, aquí con mi amigo el chapo les daremos una lección!” y a un rollizo con bigote y camisa chillona que podría ser un chofer o un almacenero pero que dizque es el narco más peligroso y buscado del mundo. Frente a la imagen de estos amiguis saludándose y posando para la cámara dos preguntas se me vienen a la cabeza: ¿por qué se produce el encuentro de este par de sujetos famosos? y ¿qué es la fama? Esto en el entendido que el hecho aumenta su importancia mediática por cuanto son dos personajes sobresalientes que vienen de mundos muy distintos. Sobre la primera se pueden colegir algunos motivos: Penn se ha caracterizado por su postura a contracorriente de la política y el capitalismo norteamericano, era amigo de Chávez, visitó a la señora K y con Morales jugó hasta fútbol, por lo que no es extraño que se contactara con el capo de la mafia mexicana para hacerle una entrevista, convertirse en el paladín de la contracultura y, de paso, comprarse unos cuantos gramos de calidad sin intermediarios. Por su parte el chapo, ya con aires de estrella, quiso vanagloriarse y aparecer como un sujeto que está por sobre el bien y el mal y que se codea con la elite del cine hollywoodense. Negocio y prestigio. En cuanto a la fama, y ahora ya independiente de la actividad del famoso, actor, narco, deportista o cantante, es un asunto que da para largo. La fama es como una hechicera que tiene el poder de inmortalizar a algunos y de elevarlos por sobre los demás. Un aura, un atractivo especial, un acto extraordinario, algo que obliga a mucha gente a mirar, admirar o imitar a alguien. La fama es como la fuente de la eterna juventud, atrae, obnubila y ciega. Desde siempre el hombre ha querido poseerla. Aquiles la prefirió a una larga vida. Y en la época caballeresca la fama era tan importante que se masacraban infieles, dragones y gigantes para conseguirla. Pero, qué es realmente la fama ¿virtud, suerte, poder o sólo una idealización bruta? Un poco de todo eso y más. Ah, se me olvidaba, Lennon dijo que los Beatles eran más famosos que Jesús, a lo que el flaco años después le respondió con Chapman. Cuando hablamos de la fama se colige que estamos hablando de un tema cultural, aunque también podríamos abordarlo desde la psicología social. Émile Durkheim, considerado uno de los padres de la sociología, plantea que la elevación que hacemos de cierta gente que se destaca por cualquier cosa tiene mucho que ver con las dinámicas mentales de la religiosidad, algo así como una necesidad intrínseca de que exista algo superior a mí para achacarle cosas que yo no puedo hacer y, de alguna forma, represente lo que yo ansío. “Hemos visto –dice Durkheim en su libro Formas elementales de la vida religiosa-, tanto en el presente como a lo largo de la historia, que la sociedad fabrica cosas sagradas con cualquier cosa. Si se fija en un hombre y cree descubrir en él las principales aspiraciones que la mueven y los medios de satisfacerlas, colocará a ese hombre aparte de sus semejantes y lo divinizará”. De ahí que usemos tantos términos astronómicos o lumínicos para subjetivar a los famosos, el jugador “brilla”, la modelo “deslumbra”, el actor llega a convertirse en una “estrella” de cine y cuando se juntan varios ya estamos hablando de una “constelación”. La política actual se nutre bastante de estos mecanismos psicológicos para intentar posicionar a un candidato como “el elegido”, quien usará el poder para mejorar la vida de los individuos comunes y corrientes.
Como categoría social la fama tiene una amplia gama de significados, puede entenderse como notoriedad, celebridad, prestigio, reputación, popularidad, pero sobre todo es una construcción que refleja las jerarquías, los valores y principios morales de una comunidad. Se podría adaptar el refrán “dime quienes son tus famosos y te diré en qué sociedad vives”. Hoy, para ser famoso no es necesario ser virtuoso ni valiente ni nada de esas boludeces, que va, sólo basta con atraer la atención pública haciendo cualquier extravagancia y ya estamos en los noticiarios, en los periódicos y en las redes sociales. Y si usted tiene un talento escondido que nadie ha sabido valorar, tenemos programas de televisión que lo van a encumbrar a la cima, al “estrellato” y al “éxito social”. Gracias a los medios de comunicación la fama se ha democratizado, ahora es una condición accesible a cualquiera, como un amigo o un tropezón, está a la vuelta de la esquina. Pero, cuidado, así como lo sube lo puede dejar caer, la gente un día lo admira y otro lo detesta, la voluntad popular es volátil, pregúntele a los girondinos o a Messi. A mí, por ejemplo, me encanta ver correr a Usain Bolt y lo encuentro muy gracioso y simpático aun cuando fanfarronea; pero me molesta que ese megalómano de Bono, con sus estúpidos lentes de sol, pose de humanitario como si fuera la madre Teresa de Calcuta (la que tampoco me gustaba) y al mismo tiempo se llene los bolsillos con sus canciones y muecas burdas. Simplemente no le creo. Dígolo para graficar lo caprichosa que puede ser la opinión de un sujeto común y silvestre.
La fama te da influencia sobre los demás pero también te expone y te debilita las entendederas. El chapo se enajenó con su fama, la que después de su espectacular escape se tiñó de épica; el señor quiso coronarse con una película y ya ven ustedes lo que le pasó, ahí está de nuevo tras las rejas, por caliente. No si él tenía que entrevistarse con un actor famoso porque no era una narquito de pacotilla. Como a muchos, su egocentrismo y sus hormonas lo traicionaron. Y Penn, un gran actor que se cree marxista y antisistémico, le siguió el juego y sin quererlo (o quizá con) colaboró en su captura.
Entonces, ¿por qué la gente quiere ser famosa?, porque generalmente la fama se asocia a una vida más regalada, se te abren puertas, sin duda, y de ahí a obtener poder y, por qué no, dinero, es un mismo camino. La buena noticia es que todos de alguna forma tenemos un poco de fama, pero es tan pequeña que, con suerte, sólo nos sirve para que nos identifiquen y sepan algo de nosotros nuestros familiares y amigos. Por acá hay algunos que tienen fama de borrachos o de chiflados, pero eso ya es otra cosa y no tiene remedio. Ahora, si quieren ser famosos en grande, ojala lo logren por motivos heroicos y decentes, como asesinar a Trump.

Texto agregado el 29-02-2016, y leído por 217 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
02-03-2016 Estupendo ensayo. No estoy de acuerdo en asesinar al gringo. Mejor sólo déjalo caer desde un décimo piso. -zepol
01-03-2016 Es un tema difícil este. Una vez Charly García les dijo a los periodistas: ustedes saben más de Charly García que Charly García, es más, ustedes deberían ser Charly García. También recuerdo al Rubius que se puso a llorar por tv cuando le preguntaron qué se sentía con la fama. El ensayo, bien. guy
01-03-2016 La fama puede ser como un aroma embriagador que embelesa a quien la porta y a quien la percibe.Pero puede ser también como el hedor de una mortecina que se expande por el aire,por los noticieros o por las redes sociales,contaminando todo.Excelente tu ensayo.UN ABRAZO. GAFER
29-02-2016 Buen ensayo. Excepto el final, pues no se debe asesinar a nadie. Cada cual, ya es famoso en su casa. 5* grilo
29-02-2016 Certero análisis. Enhorabuena. Rubalva
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