No te calmes
no seas tranquila
ni paciente
ni políticamente correcta.
No seas lo que esperan.
Sé lo peor
y lo mejor
que puedas ser.
Libérate
del peso de la opinión ajena
y hasta de la propia
de lo que otras piensan que eres
o cómo deberías ser
o cómo fuiste -y ahora ya no-.
Libérate
de sombras y contratos
de la carga de los errores
de lo que ya ha pasado
pero sigue respirando.
Deja el yugo
grita
corre
llora
patalea
pero sigue respirando
y mátalos a todos.
No temas
nadie vendrá por ti
no salgas huyendo
no te escondas en casa
no laves tu sangre
no tapes tu herida
no quemes tus pruebas
nadie querrá llevarte presa.
Asesina
cada miedo
cada ente oscuro
que te hiera -a traición-
cuando más vulnerable
te sientas.
Elimina
cada jodido comentario
cada pastilla
recetada en lugar de un buen abrazo
o de la son-risa sincera
de esa desconocida
con quien te cruzas
sin atreverte a devolvérsela.
Córtalos en pedazos
si hace falta
si ves que se te hace inmensa
tan gigante y pesada tu carga
pero sigue respirando.
Deshazte del cadáver
olvida un poco en la casa
que dejas atrás
en el trabajo que abandonas
porque no te hace feliz
en el espejo donde
no te vas a volver a mirar
deshazte de él
y huye
pero sigue respirando.
Ojalá alguien te hubiera
dicho algo parecido a esto
cuando aun podías escucharlo,
ojalá hubieras querido agarrar
el salvavidas que otras
te estuvieron lanzando,
ojalá no fueras un cuerpo
sin vida ni nombre
frente a la imagen
del viejo poeta
en aquel parque
olvidado,
ojalá
siguieras respirando.