Hay quienes no toleran la tristeza
Por miedo de encontrarse con su rostro
Y dibujan falsas alegrías
Y deambulan por artificiales escenarios
Y se callan ante el miedo
Se ahogan con el llanto

Pero en fin, el dolor es un motor,
Un viejo manual abierto
Que siempre, pero siempre duele
Aunque se lo acompañe con cinismo,
Con whisky y sarcasmo

No me hallo y me marcho
De los que temen la derrota
De los que añoran un diploma
Una maestría en la vida
Prefiero a los de roto destino,
Sucios y martirizados
Prefiero un anti héroe
Que al idiota coronado

Y morir, morir de a poco
Con alas hechas trizas
Pero eficaces
Y escapar del murmullo de la gente
Que se escapa del hombre marginado.
Prefiero al nihilista incontrolable
Que al vacío, hueco e insulso controlado
Por siempre acompañando
Al eterno inadaptado.