Lo que pasó entre Cervantes y Shakespeare
En la vida todo acaba por descubrirse y se llegan a conocer muchas cosas aunque hayan estado muy bien ocultas durante mucho tiempo y es una de estas cosas la que por casualidad tengo la oportunidad de desvelar y contar a los posibles interesados en ambos personajes.
La oportunidad me ha surgido a través de un buen amigo, un gran erudito e investigador de la literatura del siglo XVI que me prestó hace unos días un curioso titulado “La verdad”, que había encontrado arrumbado entre antiguos legajos en una pequeña biblioteca de Shottery, pequeño pueblo a muy pocos kilómetros de Stratford – upon – Avon la ciudad natal de Sir Willian Shakespeare.
El libro estaba escrito por un desconocido personaje que decía llamarse Mr. Douglas Shakespeare y que aseguraba era primo segundo de Sir Willian y que según cuenta en el prologo había querido dejar constancia en él, de que no había sido todo trigo limpio en la vida literaria de ambos personajes y sobre todo en la de su primo lejano al que no le consideraba como lo que se define en su país como un caballero y menos merecedor del título de Sir y tanto si lo que cuenta fuera verdad o si solo hubiera tratado de arrojar obscuridad sobre ambos artistas, lo evidente es que no había tenido ningún éxito en su empeño y los dos han pasado a la historia como lo que sin duda fueron, dos de los más grandes genios literarios.
Y ahora con el paso de tanto tiempo es imposible saber cuánto es cierto de lo recogido en el relato y cuanto es fruto de una probable envidia, pero no deja de ser curioso la historia que cuenta este individuo sobre la relación entre ambos literatos.
Y permítanme que aunque no transcriba letra a letra el contenido del mismo, no me resista a revelar algunas de las historias que en él se recogen, insistiendo en que al no poder contrastar las aseveraciones, no seria lógico darles excesiva credulidad, pero no dejan de ser curiosas algunas de las anécdotas contadas.
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Como todo el mundo sabe D. Miguel de Cervantes y Sir Willian Shakespeare vivieron en la misma época, el primero nació en 1544 y el segundo en 1564 y que murieron casualmente los dos el mismo año en 1616.
Pero lo que hasta ahora nadie conocía con exactitud es que no solo se habían conocido sino que durante muchos años fueron entrañables amigos y compartieron muchísimas experiencias, más o menos hasta el año 1590 en que una serie de sucesos no solo les aparto a uno del otro sino que se creó entre ellos una relación más que conflictiva.
Se habían conocido a través de un amigo común en 1581, año en que Cervantes había sido liberado de su prisión en Argel e intentaba dar un impulso a su carrera literaria, tratando de olvidar de una vez para siempre sus aventuras soldadescas que tan mala fortuna le habían producido y que le habían costado un brazo anquilosado.
No se sabe bien porque, nuestro principal valedor de la lengua hispana, decidió aprender ingles y se marcho a Inglaterra matriculándose en el King Edward VI Scholl donde había estudiado de joven Sir Willian, que aunque sigamos nombrándole con el título de Sir aun le faltaban muchos años para lograrlo.
Fue allí donde le conoció y donde se inicio la amistad compartiendo a partir de entonces muchas veladas durante el año en que duro la estancia de Cervantes en Inglaterra, fueron muchas las conversaciones, los intercambios de ideas, los comentarios sobre teatro y sobre todo las visitas a “pubs” a los que ninguno hacía ascos, hasta que Don Miguel decidió retornar a España y establecerse en Sevilla.
La amistad continúo y Sir Willian fue visto posteriormente en varias ocasiones en Sevilla donde tuvo ocasión de disfrutar del salmorejo, del jamón, del gazpacho y de la comida andaluza tan diferente de la suya.
Fueron días muy enriquecedores para ambos, en los que aprendieron mucho cada uno del otro, comentando sus proyectos futuros y posibles argumentos para novelas, aunque quizá fue más ventajoso para Sir Willian, pues en aquella época andaba por los veinte años y aun era un escritor inmaduro y Cervantes ya estaba en la cuarentena.
Y fue entonces cuando Don Miguel una tarde le conto que tenia pensadas tres obras de teatro que estaba seguro tendrían un éxito enorme.
Una pensaba llamarla “Romualdo y Juliana” y se iba a tratar de dos enamorados que pertenecían a dos familias enfrentadas los Monteses y lo Capillotes y que como las familias no les permitían casarse al final Romualdo acaba suicidándose creyendo que Juliana estaba muerta.
Otra pensaba llamarla “Otilio” y se trataría de un príncipe moro veneciano que se casaba con una noble que se llamaría Desdemia y que al no ser aceptado por ella ni por su familia acababa asesinándole y suicidándose.
Y una tercera sobre un príncipe nórdico al que pensaba llamar “Hamel” al que el fantasma de su padre le pide mate a su tío que le asesino para casarse con su madre, él duda se hace el loco y al final mueren la madre y él.
Y así pasaron los días y las semanas hasta que Sir Willian volvió a su húmeda Inglaterra y paso un tiempo y un tiempo más y al final medio perdieron el contacto, Cervantes volcado en escribir sus Novelas Ejemplares y Sir Willian sus obras de teatro, casi habían perdido el contacto y solo intercambiaban alguna misiva de vez en cuando, misivas que se suspendieron definitivamente cuando Don Miguel acabo en la cárcel en 1594 por su veleidades en la administración de los dineros del cargo de recaudador que ostentaba desde hacía unos años y fue allí donde se entero que su amigo, su gran amigo, al que había considerado como un hermano acababa de estrenar tres grandes éxitos teatrales, Romeo y Julieta, Otelo y Hamlet, que no solo estaban inspirados en los argumentos que él le había comentado sino que incluso había elegido para sus obras nombres casi iguales a los que Don Miguel le dijo en su momento.
Don Miguel se lleno de cólera y fue en ese momento cuando decidió corresponderle con la misma moneda, Sir Willian le había contado en aquellas noches sevillanas que estaba preparando una gran obra inspirada en las antiguas leyendas de los caballeros de la tabla redonda, se trataba de un ingenuo y pobre loco ayudado por un sirviente que vagarían a lomos de un triste caballo y una mula por la campiña inglesa salvando oprimidos, deshaciendo entuertos y defendiendo a doncellas y luchando contra gigantes, contándole muchas de las desgracias y aventuras que pensaba desarrollar e incluso le dijo como llamaría su novela “El astuto caballero Sir Quijas de la pradera”
A Don Miguel le falto tiempo para ponerse a la tarea y antes de salir de la cárcel en 1597 ya había publicado la primera parte del “Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha”
Ambos escritores no se volvieron a ver, ignorándose partir de entonces.
Fernando Mateo
Febrero 2016
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