La última charla:
Todavía no puedo creer que ya no vamos a verte llegar alguna tarde y que tu figura se asome a la ventana del frente, no sin antes juguetear con los perritos y por entre los tableros de vidrio pedirme que prepare unos “verdes”, y luego recién solicitar que abra la puerta de la forma en que siempre lo hacías, “ abrí la puerta che” seguida de una enorme sonrisa, y si era invierno al che le seguía algún calificativo, ya que siempre tenías más frío que el resto y te abrigabas exageradamente ( yo creo que esto último era porque eras hincha de boca).
Sin embargo hoy ya van 4 días desde que te fuiste por otro camino, que te llevó lejos de todos nosotros, tus amigos y familia, y me resulta tan raro que este tratando de hablar con vos a través de un teclado y una pantalla, cómo te voy a extrañar hermano, y es que siempre te hice un amigo, esos que sólo hay uno o dos en la vida, los de verdad, pero tu partida me dolió tanto, manchándome el alma, sintiendo que un trozo de mi se iba con vos en esa caja de madera en la que estabas extinto, tan apagado sin toda la luz que te hacía brillar.
Pero no me quiero quedar con los últimos momentos, sino con como eras realmente,una persona alegre y divertida, inteligente y también bastante fácil te cabreabas cuando no te gustaba algo. Te acordas cuando organizamos el acto por el día de la memoria en la plaza con un grupo de compañeros del movimiento y mangueamos equipo de audio y cañón y casi terminamos a las piñas con otro grupo porque nos querían censurar el discurso, que locos no?...
Podría decir que crecimos juntos como personas, ya que ambos teníamos pequeñas hijas cuando nos conocimos y sumábamos experiencia como padres, un poco inmaduros algunas veces cuando llevábamos a las nenas a la heladería y pedíamos una “chiva” como llamabas a la cerveza.
No puedo dejar de lado los asados con los cumpas, y las interminables charlas desde música, libros y política, tenías una lengua afilada para defender tus ideas tanto que hacías golpear la mesa al “Obrero” (el compañero Franco), esas charlas si que estaban bien “regadas”, y hay algo que siempre nos causaba mucha gracia al resto, era ese gesto que tenías de llenarte la copa de vino hasta el borde y en unas miradas cómplices ya sabíamos que el malbec había ganado bastante terreno. Así como estas historias tenemos muchísimas mi amigo.
Hubo ciertas ocasiones en las que “El Chala” nos caía y se pagaba el asado y sin pereza alguna quemábamos los huesos en el patio y nos descostillábamos de las peripecias del chala en sus intentos por conseguir alguna “yerbita” para él, seguro recordas cuándo un vago conocido le vendió una pieza y se fue como un loco a su pueblo y se encontró con que era un pedazo de aglomerado, jajajajaja, todavía me río de eso cuando lo recuerdo. Pero la más graciosa de todas fue cuando el mismo Nata se quedó anestesiado por el vino en un sillón y los monos le orinaron la cabeza y suerte que sintió eso porque se levantó y cayó el pastelazo del caraya, jajajajjjaaa, que bien la pasábamos hermano.
Cómo crees que nos vamos a olvidar de vos con tantos momentos felices que pasamos amigo, pero es así como te quiero recordar, por más que me pese tu decisión y sobre todo no haber podido hacer algo para que cambies de parecer, pero como darnos cuenta, si eras un roble, no demostrabas punto de debilidad alguno, al menos en estos últimos tiempos que te habías distanciado de todos y que no te teníamos tan cerca para percatarnos de que algo iba mal, seguramente por eso tomaste esa distancia, eras siempre tan organizado para todo que asombraba.
En estos momentos tengo esta sensación tan rara, una especie de ansiedad y vacío al mismo tiempo, quizás sea la resistencia a creer que físicamente ya no estás entre nosotros pero si de algo estoy seguro es que, en mi corazón vas a vivir por siempre compañero.
Me quedaría más tranquilo si pudiera saber que al fin encontraste un poco de paz y que en estos momentos estás leyendo un buen libro acompañado de unos ricos mates como los que vos solías preparar, tan meticuloso para ello, y porque no cuándo la próxima vez que nos juntemos a comer algún asado seguro estarás ahí con nosotros y todos juntos brindaremos con vos y habrás de levantar una copa desde algún lugar que te encuentres. Hasta siempre mi hermano de la vida y espero alguna vez volverte a ver. |