Un cigarrillo tras otro. Así estoy desde hace meses cuando me dejaste.
Un cigarrillo tras otro y sin comida. Ni el bocado más delicioso se siente igual desde que no estas.
Un cigarrillo tras otro y una copa de vino. Una copa que fue aumentando hasta convertirse en una botella por noche.
Un cigarrillo tras otro que equivale a cada uno de los besos que faltan.
Y acá estoy, emulando a Neruda, escribiendo mis versos más tristes.
Tu ausencia, el extrañarte todos los los días. Debo decirte que, aun hoy, sos mi primer pensamiento a la mañana y el último antes de dormir. Apareces de la nada, en mi mente, cada día. Tu sonrisa, tus palabras de cuando me amabas. Sos la constante de todos mis días.
Probablemente ignores estas palabras como me has ignorado desde el momento en que te fuiste.
Y yo seguiré aquí, esperando tu vuelta. Esperando tal vez consumirme en la locura que es amarte cuando ya no me amas.
Mientras tanto estoy aquí, con un cigarrillo tras otro.