En su época, las mujeres no eran en absoluto como ella; Coco marcó el comienzo de la androginia, y de sus experiencias creó un nuevo look y un nuevo estilo de vida”, sentencia Anne Fontaine, la directora del primer biopic cinematográfico sobre la gran dama de la moda francesa. Y es que Coco Chanel, y su forma de entender la moda a través de su marca homónima, marcó un punto de inflexión para la sociedad y, sobre todo, una auténtica liberación para la mujer.
Gabrielle Chanel nació el 19 de agosto de 1883 en Saumur, Francia. Cuando su madre murió, teniendo ella 11 años, su padre optó por ingresarla en un asilo de monjas antes de desaparecer para siempre. Allí, aprendió a coser hasta que a los dieciocho años consiguió un empleo como vendedora en un negocio de ropa interior y de hogar. Compaginó su primer trabajo con el de cabaretera en un local de Moulins, donde adoptó el apodo de Coco.
Activa y desenvuelta, Gabrielle desafiaba a las leyes sociales de la época hablando de tú a tú con los hombres y elaborando su propio vestuario. Fue entonces cuando conoció a Boy Capel, el que sería uno de los hombres más importantes de su vida, y también el que le apoyó cuando se trasladó a su apartamento de París y decidió montar una sombrerería que se convertiría, poco después, en un salón de Costura. Así nació, en la Rue Cambon de París, una de las marcas más emblemáticas y reconocibles de la industria de la moda, Chanel.
La afición de mademoiselle Chanel por lo masculino y por encontrar la funcionalidad, la emancipación y la comodidad en el estilo, marcaron la trayectoria de la diseñadora y de su firma. Empezando por los sombreros canotiers y pasando por los vestidos de punto, los jerséis o las chaquetas de tweed, la diseñadora buscaba con frecuencia inspiración en el armario de sus amantes varones. A ella le debemos la pasión por el negro, el tweed, la popularización de las perlas y otro buen puñado de hitos.
Desde 1983, Karl Lagerfeld está al frente de Chanel, alimentando el mito con una sutil y acertada mezcla de pasado y presente. Al frente de la dirección creativa de la línea de Alta Costura y con el objetivo de crear una imagen global, decidió sumar el control en el diseño del prêt-à-porter, hasta entonces dos actividades separadas y que llevaban a cabo por una parte Mounsieur Jean y Madame Yvonne y por otra, Philippe Guibourgé. Con él al frente, ocurrió lo que parecía imposible, reinterpretar el lenguaje de mademoiselle en versión sportwear y sacar a Chanel, una y otra vez, del “gueto burgués” asociando el deporte y las tendencias juveniles a los sellos distintivos de la maison: camelias, perlas y cadenas.
En 2005, el Metropolitan dedicó una retrospectiva a la vida de Coco, pero sin obviar el legado correspondiente a la “Era Lagerfeld”. Ese mismo año, y 14 años después de la primera vez -esta vez como imagen del perfume Coco Chanel en 1990-, Vanessa Paradis protagonizó la campaña de los bolsos Cambon retratada por el mismísmo Karl. Al respecto, el Kaiser afirmó que “no quería una imagen burguesa para mi campaña, porque Chanel no es sólo una mujer elegante. Mademoiselle Coco fue, en su época, una auténtica rebelde. En Vanessa he encontrado ese mismo deseo de libertad, tanto en su modo de vida como en su manera de vestirse”. Como ella, otras tantas mujeres han servido de inspiración y ejemplo del carácter de Chanel. La lista es interminable y, sobre todo, inmejorable: Inès de la Fressange, Stella Tennant, Claudia Schiffer, Keira Knigthley, Leigh Lezark, Lilly Allen, Alice Dellal, Rinko Kikuchi o una de las últimas en incorporarse al selecto y exclusivo club, la española Àstrid Bergès-Frisbey. |