Desde la vida misma
quiero observar el tiempo
y poder caminar
en los cementerios perdidos.

Tomar las riendas de la vida
tomar las riendas de la muerte
y echar a cabalgar
en las espirales del tiempo
para contemplar la nada
fuera de todo límite.

Mas la podredumbre está,
cada vez con más fuerza,
a la orden del día
y el día mismo
está subyugado al capricho
de gente sucia e indolente.

Esos que apuntan con el dedo
a quienes sólo siguen su línea
y son condenados
por almacenarles el odio,
merecen perder todo
y vivir la miseria
de ser condenado por un imbécil
para que vean
quienes son los inmorales realmente.

Porque no es bueno destripar humanos
pero no es malo cuando se trata de ellos.
No es más inmoral o sucio
que matar a una serpiente
o a una rata
pues ellos son cualquier bestia
pero llamarles "humanos"
es inmerecido elogio.

Desde la vida misma le hablo
a los corazones que parecen no latir
creyendo que me oyen
creyendo que pueden entender.