El amor es ancho y luminoso
“Es posible dar sin amar, pero
no es posible amar sin dar”.
BROUNSTEIN.
El amor es el sublime sentimiento que inclina el ánimo hacia lo que le place. Es blandura, suavidad. Es una actitud apasionada hacia una persona de otro sexo, aunque no sola ella es objeto de este cariño especial: se ama a Dios, al familiar, al amigo, a la patria...
Se ama con amor profano; se ama con amor sagrado. También existe el amor libre, el amor propio, el amor platónico. Aman ricos y pobres, blancos y negros, cultos e ignorantes, creyentes y ateos. Aunque algunos son indignos de ser amados, muchos más son los que disfrutan de este privilegio.
¿Cuántas cosas no se hacen diariamente por amor?
El amor verdadero no exige: espera humildemente; no se remunera, se entrega sin condiciones; no conoce de límites ni distancias, todo lo contrario: se agiganta con el tiempo y se fortalece en la lejanía. El amor se reconforta en las penas y se expresa en solidaridad; no se promete ni es menester confesarlo: se percibe, se intuye. No es necesario expresarlo: se derrama.
El amor es un fantasma emocional que parece sin previo aviso. Es ilusorio. Siempre ambicionado aunque no necesariamente correspondido.
Es paciente y benigno; no tiene envidia. No es celoso ni se envanece. No es susceptible, impaciente ni resentido. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera. No se desvanece ni pasa de moda. Además, nunca falla. Crea un lazo indestructible. Y aunque no busca su propio éxito, su éxito está garantizado.
El amor con amor se paga. Donde hay amor, hay dolor porque las penas de las personas queridas se sienten como propias.
Dentro de cada uno de nosotros existe un torrente de amor. Saber canalizarlo es nuestra primera misión; saber conservarlo, la segunda.
Si exploramos las relaciones de los seres humanos observaremos cómo por amor se asocian y reciben de manera recíproca sentimientos y enseñanzas. El amor se alimenta de sacrificios; y de cuántas más satisfacciones se priva el alma, más fuerte y desinteresado se hace el cariño.
Porque el amor es un mandato del cielo. Porque el amor es entrega, comprensión, ternura.
Porque el amor es ancho y luminoso. |