Como ese que se sienta al lado y te interpela: “Dices tú de mili”… mili, el periodo militar que cumplían obligatoriamente los jóvenes al servicio de la patria… “Dices tú de amor”. Dices tú de amor y todo lo que dices son, eso, palabras. Lugares comunes que visitaron los poetas, sentencias originadas en las mentes más prestigiosas, recetas, cócteles, prédicas, consejos… Pero dices tú de amor y ahí te quedas. En el argumento, sí, en la resonancia, en el detalle, en la adquisición antes o después remunerada. Porque la naturaleza del amor, como la de otras expresiones y sentimientos humanos, tiene que ver con lo que la pirotecnia oculta, con lo más gris del día siguiente, con la rutina y su continuidad, con lo nunca dicho porque no se dirá nunca, con encarnar el verbo justo a la hora de ser ejemplares, más por vivientes que por vivos.
Otras oportunidades, las de escaparate, las de autorretrato, las de comunidad y familia, son, eso, otras oportunidades.
Otras.
|