¿Callarme? ¿Para que? Ni siquiera oyes lo que hablo, ni siquiera sabes lo que pienso, mucho menos vas a notar mi silencio.
Apareces deambulando como sombra en luna llena, sigiloso, cavilando, tus pies mirando, con tal de que yo no te perciba, con tal que no te huela.
De aires de grandeza tú alardeas, delante de los que crees tus súbditos, pero de tus más mínimos defectos, te acomplejas, en silencio, en tu cabeza, en medio de tu miseria.
¿Que si aparentas?, claro que aparentas, presumes felicidad, presumes esa falsa alegría que ni tu madre creería, rabioso furioso, cual fiera de su presa deseoso, así eres, así es tu vida, miserable remilgoso.
¿Callarme? Claro que me callo, no hay sea que por fin te de por escucharme, que mis insolentes palabras lleguen a tus tiernos oídos, y una vez mas me odies, me odies sin mesura, me odies sin cordura… y a mis palabras nuevamente le pongas tu acostumbrada censura.
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