Inicio / Cuenteros Locales / coitus_interruptus / La estación de gasolina
Pasó tan rápido que se le olvidó cargar gasolina. Un kilómetro más adelante, volvió la misma escena: el viejo parado a un lado de la bomba. Esta vez sí se detuvo. Se le hizo extraño, pero no le importó. Tomó la manguera, la introdujo en la entrada al tanque y comenzó a llenar. El viejo caminó hacia la tienda, entró al local y desapareció. Cuando terminó de vaciar la gasolina, se dispuso a pagar. No había nadie dentro. -¡Señor, señor! - Nadie contestó. Dejó un billete en el mostrador. Al salir, alguien le llamó: "Viejo, cóbrese". Un joven que se encaminaba hacia él, le entregaba dinero. De improviso vio su propio reflejo, su cara demacrada por el tiempo en los cristales de la tienda. Se horrorizó.
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Texto agregado el 09-02-2016, y leído por 138
visitantes. (5 votos)
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Lectores Opinan |
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13-02-2016 |
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El tiempo, ¿existe? glori |
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10-02-2016 |
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Necesité un poquito de atención para entenderlo. S/e la sensación de extrañeza ya estaba ahí. Es un cuento desconcertante porque rompe la continuidad del tiempo y el oden de la línea narrativa. Muy bien logrado. Pato-Guacalas |
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09-02-2016 |
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De las percepciones menos conscientes pero no menos relevante, el tiempo!! TJ215 |
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