No seas esclavo de las autoridades, no te arrodilles ante nadie.

No dejes que destruyan tus sueños, no permitas que te rompan las alas, que mancillen lo que más amas.

Lucha por lo que crees justo, abre tus ojos, agudiza tus oídos, cultiva tu mente, lee una y otra vez, no hay nada mejor que un ser humano consciente de que es lo que sucede a su alrededor.

Esta es la única forma de no morir arrodillado, siempre de pie, con la frente en alto y la libertad entre tus manos.