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Para mis amigos de la página, este cuento arrancado del laberinto de la cotidianidad y la tentación granítica del ajedrez.
El alebrije del gato negro ha sido lo más cercano al espectro de un Toon para mí, pues cada bendita noche alebresta a la fauna de imágenes oníricas que solían deambular con docilidad de borregos ahítos de alfalfa en las praderas de mi psique.
Lo compré hace un mes, y no me dejó en paz ni luego de exponerlo a la lluvia que arrasó su figura esquelética de papel maché y cola. De manera que hasta el momento no me permite descansar durante las noches, pues se pasea con garbo de Anubis garraleto en los vericuetos de mi mente luego de alejar a las figuras de mi imaginación.
Todo comenzó cuando presencié en Paseo de la Reforma una exhibición de alebrijes monumentales, entre los que varios ya retornaban a su naturaleza de periódico, cartón y alambres por los aguaceros de fines de octubre.
Aún recuerdo mi pasmo ante criaturas multicolores que evocaban insectos, dragones, demonios y hasta ángeles con alas de libélulas. Pero lo más intrigante fue la presencia de un viejo rapado como santón hindú: se hallaba sentado en flor de loto junto a sus docenas de alebrijes de gatos negros en posiciones que envidiaría un garabato.
Lo que aún no comprendo son las fuerzas ominosas que me hicieron desembolsar los cincuenta pesos que el hombre de semblante magro me pidió por una de las piezas, cuyos ojillos de papel rojo y amarillo mal recortado parecían fijos en mí.
El caso fue que la primera noche que lo deposité en mi estudio me abatió el sopor terrible de quien acaba de entrarle a unas guajolotas con atole bajo el sol núbil de la primavera. Por eso caí noqueado en mi cama cuando apenas oscurecía.
No es que los brincos y la alharaca del animalillo en mis sueños me produjeran el terror primitivo que me suscitaban los monstruos desaliñados de mi infancia, sino que me aburrió su silueta anoréxica colmando todas las horas de mi sueño.
Transcurrió una semana de lo mismo, y determiné sacrificar al alebrije bajo los humores de las nubes trabadas sobre mi casa. Pero el remedio resultó peor, ya que la creatura recrudeció sus saltos y arañazos entre las siluetas de mis sueños, hasta enseñorearse como un renacido dios viejo de Babilonia.
Las cosas han llegado a un límite intolerable. Por eso acudí con un chamán diestro en maldiciones de alebrijes. El anciano de voz rasposa y ojos refulgentes me aclaró que el bicho en realidad era la encarnación “metamatérida” de algún gato con el que me batí en algún duelo de especies en mi otra vida, por lo que sólo había una forma de pagar el karma: recoger algún ejemplar callejero y cuidarlo como si fuera un animal de casta.
A estas alturas no estoy para andar con incredulidades. De manera que nada más que libre esta noche me voy a recorrer los mercados de Xochimilco en busca de algún gato pulguiento para purgar mis culpas “matéridas” y al fin deshacerme de la imagen persistente de este flaco alebrije.
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Texto agregado el 05-02-2016, y leído por 782
visitantes. (8 votos)
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Lectores Opinan |
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16-08-2023 |
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Dicen que si rompes un alebrije adrede se te aparece Pedro Linares en sueños, ja ja. Muy bueno, Gatocteles. Me encantan los alebrijes, tomé talleres de cartonería mexicana durante la pandemia, las emitía online un colectivo de artesanos. Excelente, hermoso arte. Buen cuento, compañero Dhingy |
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15-02-2016 |
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No sé que me seduce más si tu imaginación o tu narrativa. De cualquier modo leerte es un placer y un aprendizaje.
Un abrazo. umbrio |
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11-02-2016 |
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Lo leí con gusto y con una sonrisa de admiración. Tu creatividad es ilimitada y no sé si creer que es realidad lo contado o es todo producto de tu inventiva. Lo cierto es que cuando se lee algo como esto, y el lector no sabe a ciencias cierta discernir entre lo real o imaginario, es porque quien lo escribe es un maestro con su pluma y sabe manejar al lector a su antojo; y para ello se necesita arte. Genial, te felicito. Un abrazo enorme, amigo Gato. SOFIAMA |
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07-02-2016 |
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Vine a leerte por estar dedicado a todos los de esta pàgina y ver como alguien se arranca de la cotidianidad.
Me encantó tu forma de expresarte,tanto que empezaré a leerte para profundizar en él.
Van mis estrellas*****
Un abrazo
Victoria
6236013 |
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05-02-2016 |
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Me has hecho recordar mis compras en el Tepito. Me compré un par de Walkie Talkie que tenían un alcance de... 100 metros. Excelente tu estilo y experticia en el decir. -ZEPOL |
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05-02-2016 |
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Ja ja ja, a ver si no sale "pior" el remedio que la enfermedad. Cinco aullidos oniricos Yar |
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