Tenía una parte del corazón frío. No resulta sencillo y regresé con una parte del corazón frío, más bien helado, más bien petrificado, más bien tengo pendiente encontrar esa parte. Y me costaba un poco respirar, o hablar, o que latiera, o incluso sangrar. No era fácil y aún no lo es, aún tengo pendiente encontrar esa parte que falta, localizar incluso qué parte falta pues no lo tengo claro, sólo noto una ausencia. Pero tú, hoy, has hecho con mi interior algo similar al milagro que hiciste con el otoño, extender una manto cálido sobre el cual seguir jugando en un eterno verano.
Es difícil pasar cerca de la muerte y que algo en tu interior no muera. Pero tú, tú me has llenado de vida. Bajaba mis manos y las subía rebosantes de vida, abría la boca y se llenaba de vida, te respiraba y mis pulmones se llenaban de vida. Y cuando no podía creer más ya en las casualidades, cuando no había lugar para tener más suerte, en ese momento nuestros orgasmos se eclipsaban y podíamos abandonarnos en un tierno abrazo.
Hoy tenía una parte del corazón frío. Ya no. |