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ACTITUD DROMOLÓGICA O PROCRASTINACIÓN INSOLENTE

Cuando se lee un texto de calidad literaria en su forma y fondo, para el lector con inquietudes de apreciar la excelencia sin dejarse llevar solo por el hecho lúdico de haber leído con satisfacción un texto bien escrito o sobresaliente, se encontrará con la posibilidad de reflexionar largamente sobre lo que se decía en aquel texto. Esta reflexión lo inducirá a recrear el tema desde su propia perspectiva, capacidad, oficio y bagaje cultural. No se trata de parafrasearlo, ni de hacer escarnio irónico de él, mucho menos dejarse llevar por la bajeza de un plagio parcial o total, tampoco debe ser como un acto ramplón de encubrirse en la sátira comodina y efectista tan preciada por los lectores de pereza mental que no están dispuestos a una lectura crítica sino que se conforman con asumir una actitud indolente de aceptar leer un símil jocoso, que lo más que aporta es una semblanza chocarrera del texto original y nada más que eso.

En el contexto de lo antes dicho, leer significa —al menos para mí— un ejercicio total de percepción y compresión de su literalidad, por lo menos. En seguida habrá que expurgarlo, exprimirlo, desmenuzarlo, para nutrirnos de su riqueza literaria. Porque Leer buena literatura es divertirse, sí; pero también aprender. Lo mencionó Mario Vargas Llosa en La literatura y la vida. Marcel Proust fue más allá cuando afirmó: "La verdadera vida, la vida por fin esclarecida y descubierta, la única vida por lo tanto plenamente vivida, es la literatura".

Muchos de nosotros cuando leemos, sobre todo en la internet, estamos sometidos a la velocidad con se exponen libros, artículos, ensayos y textos. Quedamos pues inermes e inmersos en el ámbito de la Dromología, entendida ésta como la ciencia y lógica de la velocidad. El mundo actual, nuestro mundo, está sujeto a los índices de la velocidad. A más velocidad, mayor control e identificación de lo lento. Circunscribiendo esta idea al entorno literario, encontramos lectores que parecen vivir entre la prisa de tener prisa, solapados en la idea de poseer un estilo muy propio de comprensión lectora. De ahí que “lean” tres o muchos más textos durante un día, confundiendo la laboriosidad con la productividad.

Pero, ¿Qué han comprendido y por ende aprendido, estos lectores en su dromología literaria? ¿Qué tanto y de qué calidad serán sus textos cuando se atrevan a escribir? Serán acaso de esos hombres y mujeres sin sangre, ni señas, ni vida, amontonados en la fosa común de las palabras. Como lo dijo alguna vez José Alvarado. Serán tal vez parte del conglomerado de escribidores quienes pretenden instalar su decir como una verdad inmarcesible que merezca, como suele suceder muchas veces, una mirada de connivencia de los lectores.

Sea lo que fueren esos lectores-escribidores, ¿conocerán ellos en medio de la vorágine lectora, al menos las palabras que usan, leen y escriben? No estoy pensando ahora en los vocablos bien conocidos, ni siquiera en arcaísmos o neologismos, pienso en los “autorismos”, porque las palabras tienen “vida” y no siempre esta “vida” se inicia en la etimología, sino que se escriben por primera vez en un libro, con un autor bien identificado al que sin lugar a duda podemos atribuirle la paternidad de ella. El mejor ejemplo es la propia palabra “autorismo” que viene en un libro de Paul Dickson, Authorisms. Words Wrought by Writers (Bloomsbury, NY, 2014). En efecto, “autorismos”: son palabras originadas por escritores.

En nuestra dromológica lectura hemos encontrado cientos de veces la palabra Globalización. Acaso nos hemos dado el tiempo necesario para enterarnos que este término fue acuñado por el profesor de Harvard Theodore Leavitt (1925-2006) en un artículo de 1983: “La globalización de los mercados”. República bananera. Término que utilizamos con frecuencia y desparpajo en tono peyorativo fue acuñado por O. Henry en su libro de cuentos de 1904 Repollos y reyes, que escribió en Honduras mientras evadía cargos por malversación de fondos en Estados Unidos. Meme. Un término que está de moda, referido a las “unidades fundamentales de cultura”, como el ADN. Acuñado por vez primera en 1976 por el biólogo evolucionista Richard Dawkins, “un meme representa ideas, conductas o estilos que se difunden de persona en persona. Puede ser un baile, un video viral, una nueva moda, una fotografía o caricatura, una herramienta tecnológica o una frase pegadora. Como los virus, los memes surgen, se propagan, mutan y mueren”. "Boom". Para referirnos a un estallido de prosperidad o a un aumento en fama, quien introdujo el término fue Joseph B. McCullagh editor de un periódico de St. Louis, en julio de 1878: He aquí la frase de su génesis: “El hecho es que el movimiento de Grant para un tercer período en la presidencia está en su boom”…” Crisis de identidad. Lo acuñó el psicoanalista Erik Erikson en su perfil psicológico de George Bernard Shaw en 1954. También las mujeres han aportado “Autorismos”: Así, a Margaret Sanger, se debe el término Control natal. Apareció por vez primera en el periódico socialista-feminista Mujer rebelde en 1914. Más recientemente, William Gibson acuñó el término ciberespacio en el cuento corto de 1982, Quemando cromo, un concepto que amplió en Neuromante y que con el tiempo se ha convertido en una palabra de uso corriente en numerosos idiomas.

Ah la Dromología, paradigma de los medios electrónicos, quienes posibilitan realizar la paradoja del estar sin estar: prohíja la telepresencia. Es decir, se desmaterializa lo corporal, se abole la distancia, con ello se cambia el paradigma de la sensibilidad y de la comunicación cara a cara. A decir de Paul Virilio. A lo que bien puede sumársele el engaño y el autoengaño.

Ahora bien, frente a la enajenación en la que nos coloca la dromología, entre los escribidores surge la Procrastinación. Entendida como la acción o el hábito de postergar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables. En el ámbito de los lectores-escribidores procrastinadores, éstos posponen incluso acudir a un diccionario cuando encuentran en un texto una o varias palabras o términos que creen conocer por su uso corriente, “acomodan” entonces su comprensión lectora a ese supuesto sin impórtales en lo mínimo si tergiversan el sentido del texto.

Procrastinar es irracional, por supuesto que lo es, se considera un defecto de la conducta humana, en el ámbito literario quien posterga el aprendizaje que le sugiere una lectura, difícilmente logrará ser un mediano escritor. Se ha demostrado que las personas que procrastinan tienden a sufrir más estrés y a
presentar una peor salud mental en general, además de realizar menos conductas de búsqueda de ayuda (Stead, Shanahan y Neufeld, 2010) Entonces por qué dejar de reflexionar y dilucidar cuando leemos o escribimos un texto. Sugiero entonces abandonemos toda actitud dromológica o de procrastinación al leer o escribir cualquier texto.
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“…Cuando el hombre descubrió el poder que adquiría a través de la palabra se llenó de soberbia, inequidad e injusticia. Entonces las palabras se rebelaron y acudieron ante el Creador para manifestarle su enojo. Este que todo lo comprende, atendió la súplica de las palabras e ideó la forma de castigar la osadía de los humanos…”

Texto agregado el 31-01-2016, y leído por 347 visitantes. (10 votos)


Lectores Opinan
19-02-2016 Como dice el dicho, no hay mejor momento que este momento. inalcansable
10-02-2016 Desde hace un tiempo que se vaticina el fin de la novela precisamente porque requiere una lectura larga y concentrada, lejos de lo que se practica hoy; sin embargo, ahí está, trastabillando pero viva, por suerte. Buen texto. Saludos kroston
01-02-2016 Está bien. En esta página la edad mental promedio de es de 6 años. guy
31-01-2016 muy interesante y novedoso tu texto Lo que pongo en tela de juicio es el abundante copio y pego . yvette27
31-01-2016 Tu ensayo nos hace "Pellizcarnos",porque,de verdad,a veces leemos sin detenernos a analizar el contenido de un texto,privándonos así de obtener el beneficio que éste nos ofrece.UN ABRAZO. GAFER
31-01-2016 Ahhhh. Aleccionador y asertivo tu ensayo. Lo leí con lentitud y atención. Saco mucho de el, gracias Jesús. Cinco aullidos aprendiendo Yar
31-01-2016 Muy instructivo y necesario ensayo que pone luces sobre aspectos y formas que los aprendices debemos saber sobre la crítica literaria. Muchas veces uno siente que en el comentario es fútil e insuficiente y acude a expresar lo que siente sobre el texto. Saludos! TuNorte
31-01-2016 Adhiero a lo que entiendo de aquí: Por lo general se lee y contesta rápido, sin analizar y hacer una evaluación completa y justa del texto a considerar... Muy acertado tu comentario. Mis respetos y saludos. hgiordan
31-01-2016 Felicito y agradezco tu participación, tu ensayo resulta ser un gran aporte para éste espacio. Un abrazo. gsap
31-01-2016 Qhe bueno, me has mandado varias veces al diccionario. Suerte que ahora basta con abrir ventana y pinchar. ××××× grilo
 
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