La condena social estaba garantizada. Javier revisó la habitación, giró lentamente la cabeza reflejándose en el espejo de la cómoda. Su cara y brazos ensangrentados no alcanzaban para describir la escena. Evitó mirar los cuerpos tendidos en la cama y prendió un cigarrillo. Ajustó la bufanda al cuello, necesitaba salir de la casa cuanto antes.
La vuelta a la manzana se hizo interminable. El rostro hundido en la capucha para no mirar las miradas. Cuando llegó a la puerta amagó entrar nuevamente pero un chispazo de la escena abandonada lo frenó. Agachó la cabeza y decidió no volver jamás.
El segundero de la sala central de ómnibus parecía detenido. Intentó relajarse pero el murmullo permanente y el llamado de las partidas no se lo permitió.
El ronroneo del motor del micro lo llenó de ansiedad, instintivamente miró a través del pasillo, la sonrisa de una niña con una muñeca en brazos lo tranquilizó.
La noticia recorrió la ciudad como un relámpago, la gran avenida estaba cortada por la cantidad de medios que se habían acercado al lugar.
Una nube de cámaras y micrófonos se abalanzó sobre el comisario apenas puso un pié fuera de la casa.
- Aún no podemos decir nada, estamos investigando, dijo parcamente ante la requisitoria de la nube.
- ¿Los niños estaban en la casa?, preguntó la rubia del canal sensacionalista.
- No puedo adelantar absolutamente nada, todo está bajo secretro de sumario, nada más, buenos días.
El inspector se dirigió raudamente al patrullero, le pidió al chofer que se apure y apenas se alejó del lugar profirió un grito sordo, nunca en 27 años de carrera había visto nada igual. En su bolsillo derecho descansaba la esquela que había encontrado en la cómoda de la habitación. La buscó y a través del plástico protector la leyó nuevamente :
“Yo no fui” decía escuetamente y un garabato a modo de firma : “Emanuel, esposo y padre de las criaturas”.
***
A medida que pasaban los días se iban develando los detalles de la escena macabra que había encontrado la policía.La búsqueda se extendió a todo el país con resultados negativos.
Emanuel había huido al sur, durante meses convivió con alimañas, piedras y el viento helado
Una mañana recordó, cerró los ojos por un instante y prendió por primera vez su celular que aún tenía manchas de sangre resecas.
- 911, ¿cual es la emergencia?.
- Soy Javier, deseo reportar un suicidio.
- ¿Nombre de la víctima?
- Ese vendría a ser yo, Emanuel. |