Quizá dedique mucho tiempo a mirarte, tan cerca, tan lejos, presente o ausente.
Serán múltiples las ocasiones en las que me pierda inevitablemente en tus ojos.
Momentos ineludibles en los que me ahogue con el dulce aroma que esparce tu respiración, aún cuando la percibo solo como un sueño.
Basta tenerte frente a mí unos segundos, unos breves minutos, para sonreír como cuando tengo la fortuna de despertar con tu recuerdo, leve, difuso, felizmente melancólico.
Quisiera poder abrazarte como lo hice algún día en el que el tiempo parecía detenerse y el caminar apurado de los transeúntes, se convertía en melodía para mis oídos, ¡dime que también para los tuyos!
Rememoro ahora el roce de tus labios en los míos, el esperado naufragio de mi boca en la tuya, anhelo vehemente e inconfesable, eso eres.
Desearía que alguna palabra resumiera a tantas y a tan pocos momentos. Simplemente es tu nombre, poesía, prosa, canto, noche, día, lluvia, café, Lisboa y chocolate. |