A orillas del mar de pensamientos me encuentro, pensando en las veces en que lo dejé pasar, encontrando preguntas y respuestas sin sentido que es imposible parar. Por qué existe tal abismo en la débil mente de una persona, parecido a un hueco negro que no tiene lugar.
Al llegar la mañana, no estaba seguro si debía continuar con mis actividades diarias. Me encontraba en un oscuro momento y mis decisiones no eran congruentes. Traté una y otra vez de motivar cada paso que daba, pero era como si cada pie pesara diez kilos más.
1, 2, 3… contando cada baldosa, 1, 2, 3… y perdiendo la cuenta una y otra vez. No podía manejar nada, ni siquiera mi pobre alma que se regocijaba en este cuerpo material.
Material… lo material fue el principal problema, esa ambición de las personas de querer más de lo que pueden tener, que en cierto punto lastima el espíritu de otra persona.
Como es de fácil burlar a los demás, pero cuando todo se restituye, *le llaman Karma* es cuando toca a la puerta de la conciencia el arrepentimiento, porque corazón no tienen, es el miedo el que lleva al arrepentimiento, no otra cosa.
Esa persona que juega para conseguir lo que quiere, no es otra cosa que un cuerpo material sin alma ni corazón. Así era esa persona, aquella que me arrastró al oscuro mundo dentro de mi cabeza, que solo me lleva cada día a morir repetidamente, y a combatir con lo que lidió cada día.
Todo comenzó en un mes de abril, solamente tenía alegrías para compartir, para regalar. No se trata de que fuera la persona perfecta, no era así, pero nunca pensé en hacerle un mal a alguien. Conocí lo que para mí sería la persona maravilla, única y necesaria, rápidamente fue algo puro y extraordinario… sí que lo era… o tal vez lo quería ver así.
Una y otra vez me pregunto, si… que tal si… no, no existe tal pregunta, no existe tal posibilidad.
Aquellas posibilidades se perdieron, se esfumaron, se unieron a las sombras de este mundo.
Disculpe, ¿Conoce el camino para esta dirección? – fue la primera vez que pude admirar aquel sonido que opacó cualquier cosa que existiera a mi alrededor.
Si quiere señorita, la acompaño.
Fue aquel momento en el que pude admirar la belleza de aquel camino, sin necesidad de observar. Todo era sensaciones y aromas, se agudizaron mis sentidos. Tal vez suene presuntuoso o excesivamente maravilloso, supongo que así se siente cuando encuentras lo que llaman “amor”.
Mentiras, puras mentiras, mentiras tras mentiras, eran las cosas que salían de su boca, de esa boca… aquella boca en el cual me perdía
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