Las amigas
Dora se encontraba a las cinco de la tarde, bebiendo su tercer Martini on the rocks, sola en un bar, cuando apareció Stephani, su mejor amiga.
___Dora, ¿Qué haces bebiendo sola a esta hora de la tarde?
___Hola Stephani, es que estoy muy angustiada, ya no sé qué hacer.
___Mal de amores, supongo.
___A ti no te puedo engañar, me conoces de siempre.
___Es cierto, pero ¿te parece que un hombre vale tanto como para que te pongas así?
Doras no contestó, pero sus mejillas se encendieron aún más y evitando la mirada de su amiga, le pidió que se sentara junto a ella.
Stephani así lo hizo y comenzaron a charlar como lo que era, dos grandes amigas.
___No te imaginas lo que siento, mi corazón no entiende de razones y mi mente tampoco, no soy la misma desde que me enamoré, lo quiero y necesito tenerlo conmigo a cada instante pero…
___¿Qué sucede, no te quiere?
___No, no es eso, sí me quiere pero… es casado…
___En buen lío te metiste.
___Ya lo creo pero… nos queremos…
___Y si es así, ¿Por qué no se divorcia?
___Es que no se anima a decírselo a su mujer, no quiere lastimarla, ya sabes cómo es eso, tantos años de matrimonio…
___Si, me lo imagino, pero si no la quiere, ¿para qué seguir engañándola? Creo que no deberías dejar pasar la oportunidad de ser feliz junto al hombre que quieres.
___Tienes razón, se lo voy a plantear de esa manera a ver qué dice.
___Claro que si, va a ser lo mejor hasta para su mujer.
___¿Te parece que ella lo entendería?
___Por supuesto, ninguna mujer puede vivir de limosnas con respecto al amor, dale decídete y enfrenta la situación lo antes posible.
___Gracias Stephani, me has sacado un enorme peso de encima seguiré tu consejo.
Y diciendo esto las amigas se separan Stephani a su casa y Dora a llamar por teléfono a su amor pero al no encontrarlo, le deja el siguiente mensaje.
___Néstor, está todo arreglado, ya hablé con tu mujer, ella misma me aconsejó que enfrentara el problema, que no dejara pasar la oportunidad de ser feliz y de tenerte, creo que con su bendición, pronto podremos casarnos, te quiere Dora.
Omenia
|