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CAPITULO I
LA RAZON DE LA LOCURA.


Es posible que en algún lugar de este mundo puedan existir entradas a otras dimensiones, a otros tiempos, a otros mundos, sin embargo, no todos podemos encontrarlas ya que son ellas las que nos encuentran.

Si alguna vez lo ha dudado pregúntese, ¿Qué son los anillos de gusano?, ¿Alguien a desaparecido ahí?, ¿Que hay del triángulo de las bermudas?, ¿Que es la zona del silencio?, ¿Que sucedió realmente en Siberia en 1908 cuando hubo inexplicablemente una explosión con la fuerza de una bomba atómica?, ¿Que hay de las desapariciones de personas que hasta la fecha no se han podido resolver?, Indudablemente vivimos en un mundo que tiene demasiadas preguntas y muy pocas respuestas.

Realmente a mí me gusta oír y leer todo en cuanto a este tipo de cosas se refiere sin embargo hace algunos años platicando con algunas personas y ya muy entrada la noche surgió un pequeño comentario el cual nos hizo reflexionar por un instante a todos los que estábamos ahí presentes,- demencia -, este mundo efectivamente esta demasiado loco, pensé, pero tal vez no es nada mas que un estado psíquico, ideológico o mental, como hasta ese momento había supuesto, la demencia puede ser algo mas algún impacto sociológico, algún acontecimiento que haya ido mas allá de lo perceptible o quizá la muerte de algún ser querido, cuando exprese este comentario alguien dijo;

- ¡ Mi hijo falleció hace 5 años y no tengo ningún indicio de estar loco! -

Como es lógico, el demente jamás dice estar loco simplemente demente; pero es posible que el no lo este, su carácter, su forma de ver las cosas no parece que sea la de una persona que este cuerda, pero si de una persona un poco perturbada como todos quizás.

- ¡ Nadie ha dicho que lo estés! -

Acertadamente dijo un gran amigo mío, el Doctor Ortega, aunque es doctor de cabecera también es un conocido criminólogo, experto en balística, psicólogo y otras chucherías más.

- ¡ Sin embargo conozco a alguien que si lo esta, por la razón que tu expresas o sea la muerte de alguien! -

Instintivamente pensé, aquí viene la clásica platica del psicólogo con su paciente, estilo alcohólicos anónimos, exponiendo los problemas de otros para que puedas superar los propios, por unos instantes sentí deseos de irme de ahí, pero la amistad que me unía al doctor no me lo permitió, así que me quede a oír lo que aparentemente seria un sermón.

Hace aproximadamente 6 meses estaba en el consultorio, ya muy entrada la noche, dispuesto a descansar recogía mi maletín, mis bolígrafos y mi abrigo cuando empezó a sonar el teléfono, lo primero que paso por mi mente fue, debe ser alguna vieja que tiene tos y piensa que es pulmonía, levante la bocina esperando alguna queja, para mi sorpresa era la voz del teniente Ortiz de homicidios, simplemente me pidió que fuera inmediatamente al bosque de vela blanca colgué y me arrepentí de conocerlo y hacerle favores al por mayor, en lugar de irme a mi casa tendría que ir a las 1:20 a un bosque.

Cuándo me subí al auto empezaron a revolotear en mi mente algunas dudas un tanto comunes, ¿Que habrá sucedido?, Posiblemente se cayo un avión y no quieren demasiada publicidad o quizás alguna bala perdida, algún intoxicado, en fin, tenia un numero ilimitado de incidentes en que pensar.

Llegué al bosque alrededor de las 3:00 de la mañana, cuando pase por el arco de la entrada al bosque, me percate que el teniente se encontraba a algunos metros de ahí, me acerque y le dije;

- ¡Que ocurre! -

En un instante dio la vuelta al auto, abrió la puerta y contesto;

- ¡En el camino te cuento! -

Cuando el doctor nos platicaba esta historia, note que le temblaban los labios, las manos y fumo 3 cigarrillos hasta este momento de la plática, parecía que le recordaba algo no muy agradable.
El teniente estaba un poco inquieto lo podía sentir, prácticamente se podía tocar, volví a insistir;

- ¿Que ocurre? -

Teniendo la mirada fija en el camino dijo;

- ¡ No se que demonios pasa aquí!, acabamos de encontrar un pequeño campamento donde aparentemente solo habían dos personas un adulto y un joven -

Observe que el teniente se encontraba muy tenso, el alargamiento de algunas palabras y la pausa entre otras me hizo suponer que era algo demasiado serio.

- Posiblemente estaban de vacaciones, sabes que esta es una zona campal y tenemos que realizar inspecciones periódicamente -

Obviamente fue una de tus inspecciones y tu "olfato" para detectar problemas lo que hizo que viniera aquí, pensé.

- Bueno el asunto por el cual te llame es por que quiero que identifiques un cuerpo -.

Sentí una punzada en el pecho y pensé, este quiere que identifique a alguien que conozco pero, ¿Quien podría ser?, En unos momentos trate de recordar si alguno de mis conocidos o familiares había mencionado venir aquí, de momento el teniente me indico, - ¡ Date vuelta aquí! -
Sin pensarlo dos veces al mismo tiempo que daba vuelta, le dije;

- ¡Bueno me vas a decir quien es !, ¿O que? -

El teniente mirándome con extrañeza contesto;

- No creo que lo conozcas, de hecho, quiero que me digas que es, si era un animal o un ser humano -.

¡ A caray!, Cuándo te dicen eso te pones a pensar, ¿Pues que encontraron?, Dándome una palmada en el hombro me indico;

- ¡ Mira ahí es el campamento! -
Al dirigirme hacia haya no notaba nada extraño o especial, pues se veía como en una película, la tienda de campaña, la camioneta tipo vagoneta con un riachuelo a un lado, hasta cierto punto de vista, se veía digno de una foto.

- Atraviesa el río y te vas en dirección a la corriente -.

Nuevamente haciendo caso al teniente, seguimos como 70 metros de donde estaba el campamento encontrándonos a una camioneta de la policía.

- ¡ Teniente! -

Se acercó un oficial.

- Aun no localizamos a las personas del campamento, Javier y Alfonso van a caballo, haber si los encuentran en las colinas, Francisco y Samuel están explorando en el ojo de agua -.

- ¡ Un momento! -

Le dije;

- ¡ Tanto relajo por dos personas perdidas! -.

El teniente sin mas ni mas salió del auto y me hizo la señal de que lo siguiera, completamente molesto salí dando un portazo al auto, acelerando el paso me empareje al teniente quien caminaba bastante aprisa.

- ¡ Ya ni la amuelas! -

Dije;

- Son las 3 y media de la mañana, yo ya debería de estar en mi casa y acostado en mi cama durmiendo -.

- No te llame para molestarte -

Contesto;

- Antes de que sigas quejándote quiero que veas algo -.

Un poco mas adelante, había unas lámparas iluminando un objeto que no podía distinguir desde donde estábamos, sin embargo, conforme nos fuimos acercando, me percate de la preocupación del teniente, estas lámparas estaban iluminando una masa amorfa que aunque aun no podía distinguir bien, puedo decir que realmente era algo indescriptible.

- ¡ Quiero que me digas que es eso que esta ahí! -

Texto agregado el 10-09-2004, y leído por 117 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
27-10-2004 Me gusta como escribes, espero leer el final .... en los que vienen. valmehiode
 
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