Emma

Emma era una mujer vieja que había tenido una vida muy mala en todo sentido.
Era fea, de una fealdad desagradable, a tal punto que en su casa no había espejos desde hacía mucho tiempo, ella los había sacado para no verse y así no sentirse tan desgraciada.
Nunca se había casado, no tenía hijos, ni hermanos y la poca familia que le quedaba la despreciaba, quizá por su fealdad porque su corazón era de oro.
Estaba sola en el mundo, pero a pesar de todo, era una mujer muy culta, le gustaba leer, la buena música y sobre todo, soñar…
Solía sentarse a escuchar música clásica, de la mejor y preparar una pequeña mesita que tenía en su comedor sobre la cual prendía dos velas y la tendía para dos personas, no es que esperara a nadie, era para ella sola, preparaba una cena, bastante pobre, lo que ganaba siendo jubilada, no le daba para más, había sido maestra hacía muchos años… se sentaba a disfrutar de todo eso y vivía en otro mundo, ajeno a las maldades de éste.
La soledad había sido su fiel compañera durante toda su vida, ya no le importaba ni se sentía sola, sus fantasías la acompañaban y la hacían transportarse a un mundo dónde ella era la princesa del cuento, se sentía joven y bella como nunca lo fue y lo mejor era… su acompañante, un oso de peluche que había conservado de los pocos juguetes que tuvo pero al cual adoraba y al mirarlo no veía más que lo que quería, un apuesto hombre, elegante, de hombrías facciones que la miraba y le hablaba tan dulcemente que muchas veces las lágrimas corrían por sus mejillas.
Esa era la vida de Emma, hasta que le llegó su hora y su alma subió al cielo.
Allí la esperaba Dios, ella, a pesar de la pobre y desdichada vida que había tenido, le agradeció a Dios por haberle permitido soñar.
Dios se sintió, entonces, muy conmovido por aquella mujer, que sin que él lo quisiera y nada más que por capricho del destino, había sufrido tanto, que le dijo:
___Mi querida Emma, se lo mucho que has sufrido y se que eres una mujer muy buena, por tal motivo voy a recompensarte en algo lo que pasaste en vida y voy a darte lo que me pediste por muchos años y nunca te lo di.
Y aunque no lo creas, todo en el universo tiene una razón de ser, cada piedra, cada persona, cada animal y hasta el mismo Sol tienen que cumplir un destino y el tuyo es salvar a otra mujer, una mujer muy hermosa que lo tiene todo, pero le falta lo que tú tienes, AMOR.
En instantes vas a ser ella, vas a sentir como ella y vas a convertirte en esa mujer, hermosa, muy inteligente y cuyo marido está a punto de dejarla por su manera de ser, por su arrogancia y por su fealdad de alma.
Emma, en un instante ocupó el cuerpo de esa mujer que tenía su mismo nombre, Emma, pero que no se le parecía en nada y por primera vez en su vida, se sintió verdaderamente una mujer.
Se contempló en un espejo y no podía creer lo que veía, ella, la mujer más fea que existía se había convertido en una belleza.
Sin creerlo aún, miró al hombre que tenía a su lado, era un hombre alto, varonil y no pudo ocultar una lágrima que dejó rodar por su mejilla y la cual él secó casi sin que ella se diera cuenta.
Eduardo, su acompañante, se sintió conmovido ante aquella lágrima, jamás
la había visto llorar hasta ese momento.
Emma no podía dejar de mirarlo, había empezado a enamorarse de ese hombre que le hablaba tan dulcemente, que acariciaba su mano y besaba sus labios con verdadero amor y tuvo miedo, aquella dicha no estaba destinada a ella, era una vida prestada, pero Dios le había dicho que ella era la encargada de salvar ese matrimonio y eso era lo que haría, al estar en el cuerpo de aquella bella mujer, podía saber también todo lo concerniente a ella y decidió hablarle a Eduardo y lo hizo de una manera tan cariñosa que el hombre también derramó una lágrima, ella le pedía perdón por haber estado tan distante y le prometía quererlo como nunca antes lo había hecho, algo había sucedido en su interior que le hacía ver las cosas de otro modo, era como si un vacío se llenara dentro de su corazón y le hiciera ver todo lo hermoso de la vida que antes no podía ver.
Mientras los dos enamorados como nunca, bailaban al compás de la música, Emma sin siquiera darse cuenta, se encontraba otra vez junto a Dios quien le daba las gracias por el bien que había hecho a aquella pareja y le decía que se aprontara que tenía otra misión que cumplir, esta vez le tocaría nacer en la casa de un matrimonio que aún ni siquiera sabía que la iban a tener pero que cuando se enteraran y llegara el momento, sería la niña más hermosa y querida del mundo, y quizá, sólo quizá, se volvería a llamar Emma y sería igualita a su madre.
Y así, luego de nueve meses, después de la preparación de Emma para ocupar un nuevo cuerpo y dejar de ser el ángel en que se había convertido, nace una bellísima niña en el seno de una familia de padres enamorados y cariñosos que deseaban a esa criatura más que nada en el mundo y que de este modo hablaban:
___Querido Eduardo, quién diría hace mueve meses que nuestra vida cambiaría tanto y que Dios nos regalaría este ser tan hermoso?
___Muy cierto Emma, luego de aquella noche en la cena, noté cómo te convertiste en la mujer que siempre quise y ya no pude separarme de ti, también doy gracias a Dios por este ángel que llamaremos Emma pues es idéntica a ti y la haremos la persona más feliz del mundo con nuestro amor.
Y así la fea Emma luego de mucho tiempo pudo concretar su deseo y llegar a ser amada como siempre lo quiso pues ella era… la reencarnación del ángel del amor.
Dios, a veces parece que se olvida de nosotros pero…sólo Él conoce el Plan de la Vida, los mortales sólo debemos tener algo de paciencia que a la larga, todo llega

Omenia