A orillas del Hudson

Desterrado de músicas
disuelto
prendido con hilvanes y crespones
frente al Empire State desde la costa
me pierdo en este rompecabezas de sangre/s
que mueve sus caderas de negra latina
de orientales chop suey o chicken fried
de ardores mañaneros y antiácidos
de anónimas rutinas miniadas en las paredes
como esperanzas
sueños
acunados con jazz y barrio chino.

Deambulo atardecido y solo
con mi infantil
melomanía
por esos culebreantes bulevares
llenos de almas portátiles
en máquinas de status a la carta
dancing de pelirrojas a la fuerza
y estúpidos al natural
mirando las vidrieras de sex-porno
(la curva adolescente se acentúa)
y el cajón de basura tornasolado de aceites
junto a la puerta misteriosa del night club
y esa mujer extraña de vana cosmética
que besé sin amor mirando un cielo raso
de papel gastado
escuchando
asfixiantes paredes carcomidas por fantasmas
de hotel barato en retirada.

Como quien cava en el desierto
bebí la arena de unos labios secos
despojando espejismos de ocultas fatigas.

Lentamente en mi anemia me escurrí
con blandura final de frustraciones contenidas
hasta alcanzar el agua.
........................
Es la oquedad de tanta muerte lo que me lastima y duele
también mi corazón estaba muerto entonces
y los chinchorros de la fuga
hundidos en la tinta.