Fama


“Algo debo haber hecho mal o no sería tan famoso”
R.L. Stevenson


La fama y el fracaso son dos impostores, sentencia el escritor que nunca fue premiado con el Nobel.

Muchos notables alcanzaron su fama aún por cosas que la mayoría desconoce pero de las que todo el mundo habla, Einstein por ejemplo, ¿quién sabe a cabalidad qué es la teoría de la relatividad, acaso alguno ha leído las treinta y ocho obras de Shakespeare, alguien sabe quién inventó la primera computadora?

A principios de 1900, Mary Mallon, una cocinera irlandesa, causó dos epidemias de tifoidea en New York. Se hizo famosa.

A Marilyn Monroe la revista Times la nombró una de 100 mujeres más influyentes del siglo, durante la cena de su nombramiento junto a otras destacadas mujeres: científicas, escritoras, filántropas o políticas, a cada una le fue preguntado dónde había iniciado o formado su carrera, casi todas nombraron escuelas, hospitales, universidades… Marilyn respondió sonriendo: “la mayor parte de mi carrera la hice debajo de los escritorios”.

En fin, la fama te puede alcanzar por las más variadas formas o circunstancias. Talento, fortuna, un golpe de suerte, una cara bonita… o como yo. Todo el mundo conoce mi historia, pero nadie se atreve a repetirla en voz alta y menos si hay niños cerca.