Un sabor a manzanas desprende la tierra,
el viento, circular y relativo, parece dormitar.
El domingo amaneció orlado de vanidades.
Silencios heroicos habitan las cuatro paredes,
la indolencia se apoltrona entre las hojas.
Veladas en humo las cosas parecen olvidadas.
Todo parece meditar en la quietud dominical,
descansa de conversaciones el calor del estío,
aletargando hasta el ciclo vital de los pájaros.
Texto agregado el 11-01-2016, y leído por 159
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