.La piedra y el hombre

*A mi padre

El camino se alarga y llegan las piedras, cambian de color y de tamaño, se disfrazan pero son ya viejas amigas. De la piedra que ahora me corresponde hablar fue completamente inesperada, quería disfrazarse de muerte y veneno, una piedra que quería ser lápida con un epitafio hace mucho tiempo escrito. Esta piedra explotó, hizo su daño, y desapareció; dejando cicatrices profundas en un cuerpo que ya no quería vivir.

Ahora vivimos con las cicatrices, tratando de curarlas cada día, ellas a veces se disfrazan de piedras, pero hemos aprendido a evadirlas.

El epitafio aún sigue escrito, el cuerpo aún está cansado, pero sigue vivo. Yo creo que Dios no castiga con el veneno que nosotros deseamos sino con aquel al que realmente tememos. Él ya no habla, casi no se mueve y por momento parece desear no despertarse. Y aun así se ve obligado a pelear cada día para curarse de su piedra.