Acá estoy
estatuilla de carne,
como una devota
de tus labios gruesos.
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Congela este momento
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En la hoguera de mis ardientes deseos
entra tu leña febril,
para reventar un suspiro
de placer, por poseerte.
A través de mis montañas
veo solo tus cabellos,
porque hundidos en mi vientre
tus dos tesoros me encienden.
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Encárname las uñas
que quiero cabalgar,
y en tu tierra árida
mis huellas dejar.
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Devota de tus labios,
En tu altar quiero dejar
la ofrenda de los míos
cuando me hagas llegar.
Texto agregado el 10-09-2004, y leído por 170
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Lectores Opinan
01-10-2004
Aunque muchas de las metáforas son lugares comunes, me agrada esto, está bastante poblado de innuendo sexual que es manejado con mucha energía. SicFaciuntOmnes