Con trescientos sesenta y cinco días tan solo estoy a punto de expirar. Ahora que ya sabía dar los primeros pasitos, me tengo que morir. En la Puerta del Sol, brindando con champán, me despedirán a la duodécima campanada del reloj, para homenajear al Año nuevo.¡Ay, qué breve es la vida! Tempus fugit.
Fue un breve año pero intenso.
El Estado islámico se convirtió en el nuevo enemigo del mundo. El drama de los refugiados sirios sacudió a la humanidad. Se descubrió que hay agua salada en Marte. Fue el fin del Kirchnerismo en Argentina.
En España, la consolidación de Felipe VI como rey, las múltiples elecciones, el pacto antiyihadista y la lenta recuperación económica fueron los acontecimientos más importantes.
Alguna frivolidad como la ruptura Cristiano Ronaldo e Irina Shayk destensaron la situación.
¡Ay, tan joven y lo cansaíto que estoy!
Miro hacia atrás y veo el lento y raudo transcurrir de los meses
Enero, frío y sereno, inaugura un año nuevo.
Luego vino febrerillo el loco, con sus veintiocho.
Marzo, los almendros en flor y los mozos en amor.
Abril, tan pronto llorar como reír.
Ya viene mayo por esas cañadas, espigando los trigos y granando cebadas.
En junio, beber y sudar, y el fresco buscar.
Julio calorero, llena bodega y granero.
Agosto, frío el rostro.
Por el veranillo de San Miguel están los frutos como la miel.
En octubre de hoja el campo se cubre.
Entre todos los Santos y Navidad es invierno de verdad.
Y como Diciembre es un viejo que arruga el pellejo, me despido con los mejores deseos para el año entrante. Que la cuesta de enero os sea leve y el año entrante, bienaventurado. |