Si acaso en tu camino, se cruzó alguna piedra,
de esas que golpean y nublan la razón,
deséchala de tu alma, no le des trascendencia,
y mira hacia adelante, tomando precaución.
Cuando alguien nos hiere, no nos muestra su fuerza,
solo desnuda un mundo de error y vanidad ,
dolorosos complejos, o fracasos de vida,
esperanzas perdidas, y falta de humildad.
El que es fuerte no agrede, es leal, no traiciona,
tiende siempre su mano si te puede ayudar,
no conoce de envidias, ni de celos, ni de odios,
seguro que ha aprendido lo hermoso que es amar.
Los momentos felices que no tengan olvido,
son la savia que nutre nuestra fe e ilusión,
aunque ya hayan pasado, nos mostró que podemos,
hay que seguir luchando con todo el corazón.
Y no apures tu paso, temiendo ir muy despacio,
mira bien el sendero y aprende a caminar,
cuando somos honestos con nuestros sentimientos,
aunque tú no lo creas, seguro triunfarás.
Y volverá la rueda a girar infinita,
tendremos alegrías, caídas y dolor,
mas lo único que importa al final de la vida,
es haber disfrutado del verdadero amor.
Corolario:
¡Envuelve tu alma con una túnica hecha de esperanza,
cosida con fino hilo de fe, reforzada con bordados de ilusiones
y sigue adelante!
“¡La vida, la vida te dirá porqué”
Macema |