Por fin estoy a unos pocos kilometros de mi hogar. La extensa senda poco iluminada; con tan sólo unos faroles en pésimo estado,expone lo terrorífica que puede ser.

Me siento afortunado por tener este coche. Pese a su vejez; me transporta por todo el condado,soporta hasta los más molestos caminos de tierra,y lo más importante: propaga el Jazz para un viaje confortable.

No sé con certeza por qué hay semáforos por estos lugares,no suele transitar muchedumbre,ni menos automóviles.

Luz roja. Espero con ansias. Al llegar escribiré una canción. Observo el farol. Que antiguo este lugar. Las moscas deambulan apreciando la tenue luz. Me fascina esta canción. Los minutos transcurren. Encenderé un cigarrillo.

Luz verde. Me voy a casa. Un señor de ropa andrajosa cruzará la calle. Me impaciento. No comprendo. Comienza a dar vueltas en círculos. Percaté su calvicie y descuidados zapatos.

Luz roja. Se detiene. Creo que ha notado mi presencia. Viene hacia acá. Mejor apago las luces del coche,podría molestarlo.

Luz verde. Abre la puerta. Se sienta a mi lado. Algo me impide mirarlo. Por el contrario,él me observa detenidamente. Lo miro a los ojos. Sus cuencas están vacías. Mis rodillas perciben un particular frío...me siento totalmente congelado.

...

Luz roja. 5 minutos. Nadie dice nada. Sigue mirándome. Su aliento apagó mi cigarrillo. Respira con dificultad,pero no tanto como lo hago yo.

Luz verde. Su mano toca mi barbilla.
No puedo moverme. Después de unos segundos finalmente rompe el silencio.
Su tono ronco y lúgubre me dice:
- Ahora que todo terminó,sácame de aquí. Rápido. Antes de que vuelva la luz roja.