Hay mentes que llegan a esta etapa sufriendo simultáneamente estos dos males. La gran mayoría envejece obteniendo solo la resignación, muy pocos adquieren solo el entendimiento. Yo me incluyo entre los aquejados por ambos.
En cada etapa de mi vida me he detenido a mirar la naturaleza, para encontrar respuestas, guía y orientación. Me pareció que había más sabiduría en la germinación de un grano de trigo que en una inmensa biblioteca. Cuando me enteré, gracias a la lectura de Chargaff, que la definición de Vida que conocimos de chicos: algo que nace, crece, se desarrolla, se reproduce y muere; podía ser reemplazada por una sola palabra: Acidos Nucleicos, que se escribe con 5 letras: A, C, G, U y T, comprendí porqué soy humano. Mi nombre deriva de Humus (Tierra) y soy parte de la corteza de este planeta, como el pasto y las mariposas, como el elefante y el salmón, como tantos que ya se extinguieron y como tantos que aparecerán. Con branquias o pulmones, con pared celular o corteza, manejando el clima y el futuro como si fuéramos uno, pero siendo todos. Todos los que tienen vida en este planeta, ni más ni menos, así de simple. Desde el virus más miserable que ni siquiera tiene ADN sino ARN, hasta los reyes de la creación (eso es lo que creen los tontos); el hombre.
Y he entendido nuestra evolución desde que fuimos semilla hasta que nos convertimos en infección.
También me he resignado a que la vida haya creado anticuerpos contra nosotros, a que desaparezcamos un día quemados por nuestra propia fiebre o ahogados por nuestra propia agua, porque ya NO formamos parte de la flora ni de la fauna de este planeta y para que la vida continúe, debemos desaparecer. Depende de nosotros quienes nos reemplacen.
Un hombre sabio dijo: “El hombre es algo que debe ser superado” y eso me permite resignarme como consecuencia de mi entendimiento y eso me permite guardar cierta esperanza dentro de mi resignación.
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