UN CUENTO PARA NOCHE BUENA.
"Lo de Papá Noél es puro cuento. Son los padres, así que no le pidas nada caro al tuyo…” Le aconsejó con pícara ironía este vecinito algo más grande que él. Pero Martin hará caso omiso. Adrián nunca le fue muy amistoso y entre sus padres tampoco existía un diálogo posible. Una gran desigualdad social a veces lleva a esto, y esa envidia malsana de estos mayores puede transferirse a sus hijos como una abierta animosidad, por eso este le salió con esa canallada simplemente para hacerlo rabiar…
Pero para Martín Papá Noel todavía es Papá Noel y le traerá lo que ha pedido como a todos los chicos del mundo por igual...
Sin embargo, en cena de Noche Buena, esa duda planteada no le dejará probar bocado y algo ha de tramar; se acostará antes que den las doce y como dormido estará atento a cualquier ruido o movimiento sospechoso y después ya sabrá...
Recién a media madrugada, a la luz intermitente del árbol de navidad, una figura regordeta y roja, de gran barba, gorro y bolsa en mano merodea frenta a la chimenea y ante él....Queda deslumbrado, pero apenas escucha a su madre nombrándolo en un santiamén vuelve a la cama y le contesta como si nada hubiese visto... .
Ha descubierto a Papá Noel en plena tarea, está excitado y tampoco podrá dormir. Desde ese lugar la ansiedad es incontenible, entonces se alza cuando recién amanece, despierta a sus papás y juntos van a ver lo que ha dejado. Para sorpresa de los tres, bajo el árbol no hay nada… .
La situación es más que tensa. Este chico está paralizado; Su osadía de espiar lo que se no debe tiene pronto castigo, sabe que se ha portado mal y no merece recompensa. Obviamente , para sus padres, fue una falta de ellos y deben enmendarla de alguna manera y rápido. Sin mediar palabras coinciden en que lo mejor es decirle que comprarán lo que del cielo esta vez no pudo llegar…
Martín acepta este premio consuelo, pero recuerda lo dicho por Adrian y vuelve a la cama maldiciéndolo porque después de todo alguna razón tuvo. Y bajo la almohada llorará esa tonta picardía suya, mientras que en el dormitorio matrimonial los reproches mutuos por un evidente desacuerdo braman entre las sábanas.
…Pero hoy es Navidad y haya paz, la familia está reunida y el almuerzo servido. En una mesa rica pero pobre en comensales. Martín es único hijo y no habrá invitados especiales. Entonces será una suerte que nadie pregunte cómo pasaron Noche Buena. Solo ellos abrirán la boca para probar un pastel que tendrá el mismo sabor a nada de lo que no se puede explicar…
Afuera , en la calle, todavía se oye la algarabía de aquellos chicos que estrenan sus juguetes desde esa mañana. Martín no saldrá en toda esta jornada, se quedará jugando con su vieja play statión mientras esperan que esta Navidad pase al olvido…
Al día siguiente, cuando sus padres están en la compra prometida, Martín apenas tiene ganas de asomarse a la ventana; no saldrá a la calle sin tener un regalo que mostrar... Pero Adrian lo descubre ahí y rápidamente se le acerca sobre su flamante y vistosa patineta…
¡Hola Martín! ¡No lo puedo creer...! Somos pobres y nunca pido ni recibo nada, pero este año parece que a mi papá le sobró plata para sorprenderme. Él trabaja de noche y en plena madrugada me despertó disfrazado de Papá Noel con este regalo de una marca carísima...
Martín está por bajar la persiana y rechazar estas cosas que no quiere oír, pero:
¿Y a vos que te trajo tu famoso Papá Noél, algo mejor, no?.. .
Una patineta igualita a la tuya, del mismo color…
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