Inicio / Cuenteros Locales / tsk / Crónicas vampíricas, cuatro.
Según una perspectiva, formábamos parte de una cadena vampírica por la que unos chupábamos la sangre de los otros. Esto no era ya un secreto para alguien mínimamente informado, mínimamente consciente de la realidad de las cosas. Yo con mis artículos de economía de aquel periódico estaba contribuyendo a que un niño de Singapur fuera convenientemente y económicamente explotado con un sueldo mísero y una jornada tan extensa que traer a colación la palabra esclavo no era ningún disparate. Así funcionaba la realidad de las cosas en un mundo que todos habíamos contribuido a hacer. Para que yo me solazara en aquel amplio apartamento desde donde se veía- un tanto escorada, es cierto- la torre Eiffel, era necesario que ese plus tuviera un minuendo en cualquier parte del mundo. El sistema funcionaba que era un prodigio pero no entendía de hambrunas ni de bombas lapa. Por eso pasaba, de vez en cuando, lo que pasaba. El sistema me había dado una segunda oportunidad y era menester aprovecharla. En el trabajo pronto encontraron cierto sesgo que no gustó en la redacción. Fui en consecuencia llamado a capítulo. O elegía seguir viendo desde mi sillón la torre Eiffel o persistía en mi empeño de ver un trasfondo social a los fríos números que desgranaba en la prensa. Y mira que me gustaba, sobre todo por la noche, y aunque tuviera que girar un poco la cabeza a la derecha. La echaría en falta, pensé; pero aquella segunda oportunidad que me había dado la vida podía verse sesgada por una fuerza mágica con la siguiente bomba en un día en que olvidara tener la previsión de donar un poco de mi sangre. |
Texto agregado el 21-12-2015, y leído por 126
visitantes. (1 voto)
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Lectores Opinan |
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22-12-2015 |
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O te adaptas y te haces el loco,o el sistema te aplasta.Buen texto.Un Abrazo. Gafer |
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