Su majestad el Tiempo
aún yace en nosotros
y entra en fuga velozmente
casi sin darnos cuenta.
Hay en su paso rápido
momentos dramáticos
en instancias determinantes
increíblemente breves.
Entonces solamente resta
ser uno en si mismo
con el único y exclusivo fin
de no ser aplastado por él.
Su tic-tac impertérrito
arrasa tu existencia
en una carrera dura de ganar.
Las letras que dejas
son tus mojones
plantados y enhiestos
para la eternidad.
Texto agregado el 21-12-2015, y leído por 141
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