Flirteo a medio día el sortilegio
de un encuentro que nace, suave,
desde adentro y sin rumbo.
Tiende a desaparecer, fantasmal,
por los contornos de un silencio
en el diván de una ilusión.
Con una danza premeditada
brota de una noche como aquella,
en que fuimos parte de un cuento.
Texto agregado el 21-12-2015, y leído por 144
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