Me gustas, me gustas mucho.
Me gustas como para darte los buenos días cada mañana y esperar el tuyo, aunque sea de madrugada.
Me gustas como para querer admitir mis puntos erróneos frente a ti, y esperar que también te gusten ellos.
Me gustas como para prepararte el café y darte el desayuno en la cama.
Me gustas como para nombrarte y saborear las letras en el paladar, o notar cómo mi rostro se sonroja.
Me gustas como para pedirte que me invites a café y compartas el sueño conmigo, tu allí, yo aquí,... aunque la de la imaginación sea yo.
Me gustas como para inventar cada día una forma distinta de hallar tu sonrisa.
Me gustas como para desnudarme, tranquila, frente a ti y no hablo de la ropa.
Me gustas como para regalarte la mitad de mi cerveza en un caluroso concierto, y compartir contigo la sed.
Me gustas como para invitarte a comer, y que me parezca adorable cuando te manches la ropa.
Me gustas como para poner mi corazón en tus manos, sonreír, y pedir que pongas nombre a su próxima cicatriz.
Me gustas como para preferir tu abrazo a tu beso, y éste al sexo (aunque siempre quiera todo).
Me gustas como para cederte mi lado de la cama y evitar abrazarte dormida, para que no te sientas atada.
Me gustas como para intentar acompasar mis pasos a tu ritmo, y cruzar mis pies con los tuyos.
Me gustas como para escribir contigo poesía y no eso de los libros.
Me gustas como para querer oír tu voz susurrando antes de dormir.
Me gustas como para no haber probado otros labios desde que los tuyos llegaron.
Me gustas como para besarte con los ojos cerrados y acariciar tu piel mientras duermes.
Me gustas como para hacer planes y romperlos, y volver a esperar que cuadren nuestras agendas.
Me gustas como para no recordar la red, el reloj, el móvil, las fotos... y preferir memorizar el momento.
Me gustas como para intentar ser paciente en lo que tenga que ver contigo.
Me gustas como para contarte la historia de mi vida, sin resumen, si buscas escucharla.
Me gustas como para querer pronunciar palabras, tener conversaciones importantes y no salir huyendo.
Me gustas como para buscar la eternidad en tu regazo.
Me gustas como para hacerte un regalo, esperando que te fijes en las manos.
Me gustas como para darte espacio y tiempo, para pensar qué qu(i)ere(s)mos que sea esto.
Me gustas como para querer aprenderme de memoria la posición exacta de tus lunares.
Me gustas como para estudiar tu rostro dormida, cansada y hasta enfadada.
Me gustas como para querer oír tu risa toda la noche y dormir sobre tu pecho, sin sombras ni miedos.
Me gustas como para contarte lo que siento y cruzar los dedos para que no salgas huyendo.
Me gustas como para esperar, si sales corriendo, que el camino te traiga de regreso.
Me gustas como para que ilusionarme con nuestros corazones coincidiendo.
Me gustas como para olvidar la vergüenza y estar escribiendo esto.
Me gustas como para cien, mil, cosas más que aun ni he pensado.
Me gustas como para intentarlo (no preguntes el qué, no lo sé, pero quiero averiguarlo -como abrir un regalo para ver qué hay debajo- despacio).
Me gustas como para no esperar nada, y aun así esperarlo todo.
Me gustas, sobre todo, para seguirte descubriendo.
Y me gustaría saber qué es lo que sientes tú. |