No le creo un ápice al gordinflón de barba blanca con cara de bonachón. Verán ustedes, mi disgusto se remota a muchos años, cuando - como todos - al día siguiente de Navidad y tempranito, corría al árbol navideño con los ojos brillando de ansiedad, abría mi regalo y ¿Qué me encontraba? Una bicicleta y yo había pedido una muñeca!!, una que vi en el escaparate, mientras mi madre me llevaba a la carrera cada día de vuelta de clases. A diario la miraba de reojo. Soñaba hacerle peinados, pintarle las uñas y hablarle bajito de lo que me asustaba de noche y decirle que no tuviera miedo de las sombras ni de nada. Pero bueno, dejémonos de nostalgias que al año siguiente repetí mi pedido, y el muy re tarado del viejo canoso me trajo una pelota playera grande y de colores.. mi papá dijo ¡Para que juegues en las vacaciones!.. (los adultos se ponen de acuerdo en taradez, pienso yo).
Recuerdo haberle visto una vez con su traje rojo, dándole intensas piteadas a una colilla de cigarro. Descaradamente y sin apagarlo lo lanzo al pavimento y el gil de Rodolfo (el Reno, obvio) se puso a husmear quemándose la punta de la nariz, la verdad me decepcionó el viejo pues lo imaginé con el aroma a pucho impregnado en su aliento y me dio repulsión, pero ahora pienso que la Navidad es época de tanto apremio, que hasta lo entiendo.
Con los años cada Navidad continúo siendo un disgusto, al parecer mi Papá Noé no sabía leer o no quería entender mi fastidiosa letra. Pero ya cuando la terminó de rematar fue la Navidad en que yo contaba con 13 años.. ¿Saben, que me trajo? Un corte de género azul.. ¡¡Sí!! Un estúpido corte de género, ¡¡ uta que me dio rabia!!.
Ya soy grande, gano mi propio dinero, me he comprado muchas muñecas que colecciono y este año con mucho esfuerzo reuní una buena suma de dinero, ya lo tengo decidido, ¡¡Sí señor!! operaré mi rostro, operaré mi cuerpo y me convertiré en una muñeca, una como la que siempre quise tener en mi infancia, cuando a los ojos de todos los demás y a pesar de mis gustos, me regañaban e insistían con que debía portarme como un niño.
M.D
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