El desdén me persigue inclemente, busco refugio, no lo encuentro, la tristeza me aprisiona con sus fauces desgarra mi alma, sigo buscando refugio pero no lo encuentro.

La melancolía destroza mi mente, mis pensamientos se distorsionan, nada es real ni claro, persisto en mi búsqueda de cobijo, al final doy con él. Me refugio en la esperanza, en la añoranza de que vienen tiempos mejores y que los sueños se pueden hacer realidad, no son una quimera. ¡Oh! hermosa, preciosa esperanza gracias a ti volví a nacer, la tristeza se ha ido ya puedo respirar tranquilo.

Juan Pablo Salazar.