Luces que atraviesan
las penumbras de mi mente,
amores vejados y penetrados
por la perpetuidad de los sentimientos
que ante la humillación del desasosiego
han sido sometidos.

¡Y estás demente!
seguís oliendo al pan
y al opio de tus días,
porque de tu casa
los viejos vinagres te han expulsado,
marginada eres,
que recorres el filo de las palabras,
fraternalmente, y en desvelo.

¡Libérate, golpea y retumba!
contra los años infestos
que te han dado la espalda,
retumba hasta romperte
y por flores intercambia las armas,
éstas,
que te dejaran contra el paraíso tumbada.

¡Oh, oh!
retumba salvaje,
retumba entre quejas,
trona hasta quebrarte los huesos
éstos,
que oprimen el alma si sucumbir la dejas.

Anda y recupera la verdadera esencia
que al civilizarte dejaste,
civilización que del DOLOR
hizo su mejor emblema.