HABLEMOS DE BESOS


Se ofrendaron aquel beso nacido en libertad, al margen de los prejuicios, por atracción violenta del sexo. Ese beso envuelto en aspereza fue un desborde de ternura apasionada, de premura petrificada en la espera. Ese beso que se erecta como un reflejo en el espejo sin complejos ni apariencias.

Ellos se besan porque ¡se aman contra todo!, contra la iglesia, desafiando a natura, contra esa gente quienes no saben de eso... ¿Qué tiene de infame aquel beso gay para que el poeta o el que escribe no lo nombre? Si hay en él… mucha devoción feminoide y pasión de hombre.

Y por qué no atreverse también a escribir sobre ese otro beso que nace de lo más profundo del alma de un padre, quien ahíto de ternura lo deposita con amorosa calma en la mejilla de su pequeño hijo que duerme tranquilo en su cuna.

Ese beso que después será hermanado al gesto ambiguo, simulacro de ósculo en lejanía que con ánimo feroz de exterminio, ese mismo hombre quien ahora convertido en padre-piloto de un avión de combate F-35 envía al hijo ausente al momento de pulsar con orgullo el mecanismo lanza misiles de su nave que mataran a decenas de niños quienes también duermen inocentes… como el suyo.