I
Todo es nada, nada es todo,
presente...
pasado...
futuro...
solo existe un momento,
este instante infinito.
Una elegía...
Un nocturno...
Un grito suspendido en el tiempo,
traspasando la membrana
que protege el delgado hilo de los sueños.
Un shock de células muertas,
en el umbral del dolor,
se destroza la carne...
II
Entre la espina y la flor
desconozco tu nombre.
Una herida sangra el silencio,
miles de sueños velados
en el concierto de una procesión que no cuenta el tiempo.
Sobre cada ataúd un relicario,
sobre cada fe una mentira,
la espera devora las súplicas,
la procesión continúa su paso...
III
Inútilmente sostuve la puerta contra el ciclón,
era más fuerte,
penetró mis poros,
me remolcó.
Traté de ignorar al enemigo, quizás así se esfumaría,
pero yo lo sabía, sabía que antes de pelear, la batalla ya estaba perdida.
Ya estoy aquí,
ya he sucumbido por fin a la crueldad de los hechos,
frente al espejo,
donde nace la llaga y la ausencia,
para pintar
un cuadro en un espacio desnudo de la pared repleta de cuadros,
y escuchar
el eco de gritos sin gargantas.
Ninguna lágrima lleva el mensaje de la sal.
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