Una cosa es ser narcizo y brillar con luz propia. Otra muy distinta es ser egoísta y sentarte holgadamente a manipular el entorno, dibujando atisbos de bondad, compañerismo y actuar de buena persona. La verdad es que cuando con tus propias manos te vendas los ojos para obviar la dicotomía, no te conviertes en nada más que en un ser despreciable, se puede ver a traves de las grietas que tienes el alma rota. Y nadie podría culparte, apuntarte con un dedo y enjuiciarte por tu descaro semi-inconciente, al menos nadie que tenga la capacidad de ver bajo tu disfraz y atraves de las grietas, que tienes el alma hecha pedazos. Se podría culpar a la cuna y a la crianza burguesa, pero no sería suficiente para justificar tal descalabro. Indistintamente del origen, no en un momento mágico si no a lo largo de la vida se adquiere la capacidad de discernir, y no es un tema de “madurez”, hasta el adolescente más imberbe es capaz de diferenciar y reconocer lo bueno y lo malo. El egocentrismo asociado a la ceguera lucrativa, es finalmente el mas fiel reflejo de que el hijoputismo y la desidia te acomoda. Esa es la mejor definición de caso perdido.