El poder y la razón. (Fábula)
¿Han escuchado alguna vez, el ensordecedor sonido del silencio?
Los humanos casi no podemos percibirlo pero los animales si, ellos perciben esa calma que sólo presede a la tempestad o a algún fenómeno sobrenatural.
En la selva, los animales no se movían, sabían que algo muy extraño estaba por ocurrir pero a diferencia de otras ocasiones donde se esperaba algún acontecimiento inusual, esta vez no podían correr, estaban inmóviles como petrificados.
De pronto, desde lo más profundo de la tierra, comenzó a brotar lava, tan caliente que a su paso derretía todo lo que encontraba, vegetación, animales y personas.
El caos era total, nada ni nadie escapaba a este fenómeno que asoló gran parte de la selva.
Luego de algunos minutos, dicha lava se fue convirtiendo en algo tan espeluznante que los que no morían por su calor, lo hacían de miedo.
Hacia el cielo se fue elevando hasta quedar convertido en un gigante de proporciones tan descomunales que jamás se haya visto en la tierra.
Este gigantesco monstruo de fuego, alzó sus enormes brazos al cielo, desafiando a quién o qué quisiera retarlo, pero nadie tenía el poder suficiente para hacerlo.
Mientras esto ocurría, a muchos quilómetros de distancia, un león rugía desesperadamente tratando de mantener unida y a salvo su manada.
Un águila hacía lo mismo, ella trataba de llevarse a su pareja y a sus hijitos lejos de allí, pero ellos tampoco podían moverse.
En un momento dado, el león divisó a lo lejos al águila y como suele suceder en casos extremos, los enemigos se unen y forman un frente común para ayudarse entre si.
Un rugido y una mirada bastaron para que águila y león se comprendieran, tenían que unirse para salvarse y salvar a los suyos.
El león le dijo al águila que la única manera de terminar con el monstruo de fuego era despistarlo y llevarlo hacia el río, el único elemento capaz de apagarlo.
Para eso el águila tendría que volar por encima del fuego lo más bajo posible mientras el león corría por tierra en la misma dirección, el río.
Así lo hicieron, el león, furioso pero con paciencia, con rugidos capaces de asustar a toda la selva, corría frente al coloso mientras el águila aún a riesgo de su vida, lo provocaba tratando de llevarlo al río.
El fuego-lava, se sentía, a pesar de su tamaño, desconcertado y mientras seguía al león enfurecido, trataba de atrapar al águila.
Pero como la astucia puede más que la fuerza, entre los dos animales condujeron al fuego al último lugar al que quisiera ir, hacia el agua.
Con su enorme fuerza, el fuego no tuvo el suficiente poder de razonamiento como para darse cuenta del juego de los dos animales que aún siendo más débiles, lo vencieron.
Otra vez y como tantas otras, la razón, la sabiduría y la paciencia, lograron vencer al peor enemigo, al poder.
Omenia
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