DECIRES (VII)

En el monólogo inicial de Annie Hall, se dice: “Envejecer no me preocupa, no soy uno de esos. Estoy perdiendo algo de pelo hasta la coronilla, pero la cosa no pasa de ahí. Creo que mejoraré con los años. Yo pienso que entraré en la categoría de los calvos seniles”.

Ciertamente, debemos envejecer al menos con algo de dignidad y no andar por ahí ventilando nuestra decrepitud de forma lastimosa, demostrándole al vulgo que nos hemos vuelto “tan poquita cosa” que solo atinamos a expresarnos en letras minúsculas y exhibimos la mediocridad que alcanzamos en la vida, que con sus asperezas y abrojos ha convertido a muchos al final de su camino en abogados guasones y psicólogos mientamadres para vergüenza de la humanidad.