La cancha tiene la distancia
precisa e infinita del sol entre los arcos
no existe pasto, es maicillo quien gobierna
la piel y sangre joven de la pobla.
Ahí triunfa el extranjero,
el Bryan se la pasa al Jordan
y este al Byron
el que apunta arriba y cruzado
bajo el travesaño
y mira al Yeison a los ojos,
mientras
introduce el gol.
Ahoga el grito
de la misma manera, exacta
al de la noche anterior,
en la misma cancha, solos
también mirando al Yeison
a los ojos.
Texto agregado el 07-12-2015, y leído por 136
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