Necesitaba quedarme
con esos momentos de luz, infinitos,
los que gratamente daban vueltas el alma
y ofrendaban alivio a un corazón
predispuesto al cariño y moribundo.
Apreciaba darle un reparo
en el hueco de mis manos,
a las sonrisas que ornamentarían
los baúles de tesoros en mi memoria .
¡Oh, claro!,
y también, otorgarles identidad
a los maravillosos afectos espontáneos,
que se brindaban por una asociación divina
del universo en reposo.
Texto agregado el 04-12-2015, y leído por 218
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