Me negaste tres veces y las tres veces estuviste entre mis brazos,
decías que yo no valía la pena y luego buscabas mis labios ardientes provocando mis instintos más elementales...no voy a negarlo, me gusta que me niegues con esa lengua venenosa que además de hablar sabe de otros menesteres.
Dices que nunca más y sigues cayendo en un foso sin fondo,
temes perder la decencia, pero da el caso que nunca la has tenido,
tocas mi puerta y yo siempre te recibo como un pavo relleno en navidad,
luego te vas y me siento sucio,
suena el teléfono y me dices
que solo podemos ser amigos.
Texto agregado el 03-12-2015, y leído por 166
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